Gustavo Weiss, titular de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) ponderó la política de equilibrio fiscal que lleva adelante el Gobierno al considerar que “es una herramienta esencial para combatir la inflación”, pero advirtió que “ese equilibrio debe alcanzarse con una amplia y objetiva consideración de todos los efectos de los recortes y otras decisiones”.
Gustavo Weiss: "Para crecer 3% anual se requiere una inversión en infraestructura pública de 9% del PBI"
Con más del 90% de las obras públicas nacionales paralizadas, la inversión estatal apenas alcanza a la mitad de lo necesario para mantener la infraestructura, advirtió Gustavo Weiss. El titular de CAMARCO también observa que sectores privados -como la minería, la energía, la agroindustria- comienzan a demandar obras.
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Gustavo Weiss, titular de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO).
Respecto del sector de la construcción consigna que “más del 90% de las obras públicas nacionales han sido suspendidas y se han perdido decenas de miles de puestos de trabajo”.
El gobierno apuesta a que sea el sector privado el que lleve a cabo esas obras, sin embargo, Weiss apunta que “la inversión privada en infraestructura aún no logra cubrir ese vacío”.
Cree que las medidas anunciadas en relación al dólar ahorro ayudarán a las construcciones de obras en pozo.
A continuación, el reportaje concedido a Ámbito:
Periodista: A un año y medio del inicio del gobierno de Javier Milei, ¿qué medidas destaca como positivas?
Gustavo Weiss.: La decisión de combatir la inflación ha sido el aporte esencial de la actual administración para hacer posible el crecimiento del país. El éxito permanente en ese objetivo es vital para restablecer la credibilidad en el esquema macroeconómico y para fomentar el crédito interno y externo, imprescindibles ambos para que se concrete la inversión que se requiere para crecer. Entendemos que el equilibrio fiscal es una herramienta esencial para combatir la inflación, pero ese equilibrio debe alcanzarse con una amplia y objetiva consideración de todos los efectos de los recortes y otras decisiones.
P.: ¿Y cuáles fueron negativas?
G.W.: El sector sufrió en forma directa la decisión de cortar toda erogación en obras públicas nacionales desde diciembre de 2023. Si bien en los primeros meses ello pudo explicarse ante la emergencia inflacionaria, la continuidad de esa política en el tiempo parece una decisión errada, pues la infraestructura pública no es un gasto sino una inversión que determinará el crecimiento futuro del país.
Por otra parte, la paralización unilateral de contratos vigentes al momento de cambio de la Administración y el impago de obligaciones de obras ya ejecutadas son un antecedente negativo cuando se pretende atraer a inversores externos, que serán imprescindibles para el desarrollo
P.: ¿Cómo impacta en su sector la liberación del cepo?
G.W.: No vemos un impacto directo de la liberación del cepo sobre nuestro sector por la baja incidencia de la importación de insumos y la de inversores externos en nuestra actividad, pero creemos que esa liberación era imprescindible y será vital para posibilitar la ya citada inversión externa en infraestructura.
P.: El Gobierno incentiva la utilización de dólares no declarados. ¿Cómo evalúa esta iniciativa?
G.W.: Posiblemente esta medida permitirá transparentar las inversiones inmobiliarias, en particular las llamadas “obras desde el pozo”. Entendemos que esos recursos, una vez formalizados, expandirán la base tributaria y con ello aumentarán los recursos necesarios para atender los requerimientos de infraestructura de la comunidad. Apoyamos toda medida que tienda a reducir la informalidad.
P.: ¿Cómo vislumbra las perspectivas en materia de actividad para los próximos meses, tanto en lo referido a obras públicas como privadas?
G.W.: No vemos perspectivas favorables en el sector de la inversión pública nacional En cambio, estamos viendo señales más favorables en Provincias que reactivan con recursos propios. Municipios que apuestan a la infraestructura básica. Sectores privados como la minería, la energía, la agroindustria, que comienzan a demandar obras. Pero no sería rápido.
P.: Como empresario, ¿cómo evalúa las perspectivas para la Argentina de los próximos años? ¿Cuáles son los riesgos y las oportunidades?
G.W.: Para ser constructor se debe ser siempre optimista. La industria de la construcción tiene el mismo futuro que el país. Crecerá con el país. Crecerá incluso antes, en forma inclusiva, recuperando infraestructuras, generando viviendas, ciudades y nuevos activos que amplíen la capacidad productiva del país.
Con ello se mejorará la competitividad, se morigerarán los efectos de eventos climáticos extremos y se mejorará la calidad de vida de la Comunidad.
Como siempre la construcción lo hará creando actividad en más de 150 sectores de su cadena de valor, generando empleo formal durante la obra, así como creando recaudación fiscal por la actividad incrementada, durante la obra y durante toda la vida útil de la misma.
Lo imprescindible es conseguir y preservar la credibilidad pues para crecer se requiere inversión interna y externa Y esa confianza se construye con un marco macroeconómico estable y políticas institucionales permanentes
ACTIVIDAD
P: En los últimos días, las fuertes lluvias determinaron el corte de importantes rutas nacionales. ¿Se podría haber previsto o mitigado esta situación?
G.W.: Sin duda, hay fenómenos climáticos extremos cada día más frecuentes y agudos. Sus efectos se agravan debido a una falta de mantenimiento -por muchos años- a las infraestructuras existentes. Un mantenimiento oportuno hubiera mitigado los efectos.
Pero no puede desconocerse que esos nuevos fenómenos extremos implican mayores requisitos para los activos de infraestructura existentes y a diseñar.
Para prevenir en el futuro la reiteración de situaciones dramáticas, se requiere que se invierta continuamente en adaptar lo existente para que sea resiliente a los nuevos escenarios climáticos y que, en adelante, se diseñen y construyan activos resilientes
P.: La última medición del INDEC registró una caída mensual del 4,1% en la actividad de la construcción, interrumpiendo la mejora observada a comienzos de año. ¿A qué se debe?
G.W.: La situación actual del sector sigue siendo grave, más allá de pequeños cambios mensuales que pueden deberse a factores estacionales, lluvias o feriados. Más del 90% de las obras públicas nacionales han sido suspendidas. Se han perdido decenas de miles de puestos de trabajo. Y al mismo tiempo, la inversión privada en infraestructura aún no logra cubrir ese vacío.
Por otra parte, la inversión privada en emprendimientos inmobiliarios se ve afectada por el incremento del costo de construcción cuando se expresa en dólares, como es habitual en ese mercado. Esto puede afectar el cumplimiento de contratos de “obras desde el pozo”, y se torna difícil la competencia con unidades usadas.
De todas maneras, nuestra industria es resiliente. Sufre -agravadas- las recesiones, pero se recupera rápido y fuerte cuando el país vuelve a crecer
P.: ¿Cuántas empresas cerraron en los últimos meses?
G.W.: No tenemos información al respecto, pero podemos decir que las empresas enfrentan deudas, parálisis, falta de pago e incertidumbre jurídica. Sus equipos técnicos deben desarmarse, su capital en equipos se deteriora
P.: ¿Cuántos obreros perdió la construcción en los últimos meses?
G.W.: No hay cambios significativos en los últimos meses luego de una reducción dramática de la plantilla a partir de mediados de 2023, que implicó la pérdida de más de 100.000 puestos de trabajos directos.
P.: ¿Cómo se encuentra la situación en materia de pagos por parte del Estado?
G.W.: La situación sigue siendo compleja con pagos parciales, limitados a algunas partidas o reparticiones y sin resolver la deuda acumulada de contratos vigentes.
OBRA PÚBLICA
P.: ¿A cuánto asciende el stock de infraestructura que tiene la Argentina y cuánto de ese stock está privatizado?
G.W.: El Área de Pensamiento Estratégico de la Cámara realizó, en el segundo semestre de 2024, un análisis del stock de infraestructura del país. Con un equipo de más de 30 especialistas en 22 áreas, estimó el valor de la infraestructura disponible, cuánto costaría rehacerla desde cero, cuánto vale hoy, depreciada por el paso del tiempo o por un deterioro acelerado por falta de mantenimiento. También estimó las necesidades mínimas de mantenimiento anual para que los activos presten el servicio adecuado.
El resultado es que reconstruir la infraestructura heredada costaría 2,56 veces el PBI, es decir 1,4 Millones de millones de dólares.
Cada año se deprecia alrededor de 25 mil millones de dólares por el uso y el paso del tiempo. Pero si además no realizamos el mantenimiento mínimo requerido cada año, ese deterioro y pérdida de capital se incrementa exponencialmente. Del análisis realizado surge que el 52 % de los activos están bajo la gestión de concesionarios, prestatarios u operadores privados, aunque los activos siguen siendo parte del patrimonio público. El estudio puede ser consultado en https://linktr.ee/CamarcoAPE
P: ¿En qué situación se encuentra la infraestructura a cargo del Estado en el nivel nacional, provincial y municipal? ¿Qué nivel de deterioro tiene la infraestructura pública en rutas, puertos, aeropuertos, etcétera?
G.W.: La infraestructura a cargo del Estado -en sus tres niveles- se encuentra muy deteriorada luego de décadas de baja inversión y omisión de mantenimiento. Su valor actual es alrededor del 45 % del valor de reposición. Es como que hemos consumido más de la mitad de su vida útil.
La falta de mantenimiento oportuno ha generado la necesidad adicional de recuperar, en forma prioritaria, infraestructuras criticas muy deterioradas.
Ese deterioro es evidente en la red vial, en los ferrocarriles. Otros sectores como transmisión eléctrica están sobre exigidos por la demanda. Algunos sectores como puertos y aeropuertos, en general bajo administración de privados, se encuentran en mejor situación, dependiendo de la regulación tarifaria.
INVERSIÓN
P: ¿A cuánto debería ascender la inversión pública en términos del PIB para mantener en buen estado la infraestructura actual y en qué nivel se encuentra realmente?
G.W.: Para conservar la infraestructura en un estado de servicio adecuado, bien mantenido, recuperando los deterioros prioritarios, sin que el país crezca, se requiere una inversión por los tres niveles de gobierno de alrededor del 4 % del PBI cada año. La inversión nacional prevista en el presupuesto vigente es del orden del 0,6 % del PBI, que además se ejecuta tardíamente hasta ahora. Es difícil conocer el monto de inversión provincial y municipal, pero se estima que no excederá el 1,5 %. De modo que alcanzaremos quizás la mitad de la inversión necesaria para que no se deteriore lo que tenemos. Ni pensar en un crecimiento continuado del país con ese capital productivo decreciente.
P: ¿Y cuál debería ser la tasa de inversión pensando en un crecimiento sostenido?
G.W.: La publicación del Consejo de Políticas de Infraestructura CPI de 2023, llamado Construir 2034, https://cpi.org.ar/download/construir-2034/ estima que, para crecer 3 % anual, se requiere una inversión en infraestructura pública del orden del 9 % del PBI cada año, una parte de la cual podría obtenerse a partir de inversores privados en sectores donde la participación pública privada es factible.
VIVIENDA
P: ¿El aumento en los créditos hipotecarios lleva a que haya nuevos emprendimientos en la construcción de vivienda?
G.W.: Esperamos que la baja de la inflación y la recuperación de la moneda permita expandir el crédito hipotecario. Con la ayuda de la Hipoteca Divisible, a ser reglamentada, esto podrá conducir a nuevos emprendimientos inmobiliarios orientados a viviendas para una capa adicional de la población que no puede acceder a la vivienda, pero puede pagar una cuota.
Para dar volumen a este mercado futuro, debe avanzarse hacia la securitización de las hipotecas y a fomentar un mercado de capitales para esos títulos securitizados. Sería muy importante un régimen impositivo que incentive ese mercado
P: ¿Por qué se dice que la construcción está cara en dólares?
G.W.: En Argentina el costo de construcción depende poco de la importación. La mayor parte de sus costos son locales. Y crecieron con la inflación local. Por lo que crecieron expresados en dólares cuyo valor creció menos.
P: ¿Por qué no hay más obras en pozo?
G.W.: En Argentina -y en particular en AMBA- el valor de las propiedades se piensa y se transa en dólares. Ante un costo de construcción expresado en dólares que crece y un valor de venta en dólares estable, el atractivo de la obra en pozo disminuye para el inversor. Por otra parte, quien piensa en mudarse analiza la alternativa de comprar una vivienda usada, sobre todo si se desarrolla el crédito hipotecario
P: ¿Qué tipo de préstamos deberían otorgar los bancos para incentivar la construcción y adquisición de viviendas?
G.W.: Los bancos deberían desarrollar el mercado de créditos con hipotecas a largo plazo, en UVAs, estandarizadas, securitizables, para financiar al comprador. Dado el descalce de plazos de estos créditos con los depósitos que los bancos reciben, este segmento debe ser completado con un mercado de capitales que comercialice instrumentos basados en esas hipotecas securitizadas.
Por otra parte, los bancos deberían apoyar la inversión de los desarrollistas durante la obra usando nuevos instrumentos financieros como la Hipoteca divisible o similares
P: ¿Por qué no funciona en la Argentina el leasing inmobiliario?
G.W.: Creemos que este aspecto debe ser analizado y promovido, atendiendo de ser necesario los aspectos regulatorios e impositivos que hayan desalentado el uso de esta herramienta.
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