El Gobierno está esperando algún guiño por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) para poder terminar de definir la agenda del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, que partirá a Estados Unidos a fin de mes, en el marco del 60° aniversario del BID, que se desarrollará entre el 26 y el 28 de septiembre. Allí, el funcionario mantendrá encuentros con directivos del Banco Mundial e inversores, aunque desde la cúpula de la cartera de Hacienda apuntan también a que se reúna con funcionarios del Fondo, que debe definir si finalmente realizará el desembolso pautado por u$s5.400 millones. Durante este viaje, Lacunza podría acoplarse al equipo que encabezará el presidente Mauricio Macri en su visita “exprés” a la ONU.
Lacunza viaja a EE.UU.: (le tocará la puerta al Fondo)
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A pesar de la necesidad de contar con fondos disponibles para poder cumplir con los compromisos de deuda, fuentes del Palacio de Hacienda remarcaron que, “con las medidas financieras y cambiarias que tomamos, el desembolso no es una necesidad inmediata”. Es que hace dos semanas, Lacunza anunció junto a su gabinete el “reperfilamiento” de las Letras de corto plazo que viene colocando el Tesoro desde mediados de 2016. El Gobierno decidió desdoblar los pagos de los títulos en tres, señalando que se pagaría un 15% en la fecha de vencimiento pautada inicialmente, un 25% tres meses después, y el 60% restante a los seis meses. Si bien esta medida ayudó a descomprimir las necesidades financieras de cara al 10 de diciembre, cuando finaliza el mandato presidencial, generó cierta preocupación con los compromisos posteriores a esta fecha, ya que simplemente se “patearon” las necesidades financieras. El desembolso del Fondo debía ser aprobado en septiembre, pero el nuevo escenario económico y financiero encendió las alarmas.
Además del desembolso, uno de los temas que estará latente será la renegociación de la deuda con el organismo internacional de crédito. Es que Lacunza ya anunció que desde el Palacio de Hacienda se intentará iniciar diálogo con el FMI en busca de llegar a un acuerdo y renegociar (estirar) los plazos de los compromisos pautados con la institución, que está atravesando un proceso de cambios dentro de la cúpula del organismo. La idea de fondo es mostrar que todavía se cuenta con el apoyo político de la entidad, de cara a las elecciones del 27 de octubre, aunque lo más probable es que el diálogo finalice después del 10 de diciembre, bajo una nueva gestión. Vale recordar que el Directorio Ejecutivo del FMI está definiendo al sucesor de Christine Lagarde, en un proceso que duraría hasta el 4 de octubre (ver pág. 7). Y este es un dato no menor para la Argentina, ya que el Gobierno cuenta con poco tiempo para contrarrestar el resultado electoral y posicionarse mejor en las urnas.
A pesar de que la situación cambiaria y financiera se ha estabilizado en los últimos días, los funcionarios partirán rumbo a EE.UU. en un escenario complicado, con un riesgo país cercano a los 2.000 puntos básicos y un dólar apenas por debajo de los $60. A todo esto, hay que sumar la baja en las calificaciones de deuda anunciadas recientemente por las calificadoras de riesgo, Standard & Poors (S&P), Moody’s y Fitch Ratings, a partir de los anuncios de Lacunza de hace dos semanas. Además, existe cierta preocupación con respecto a los anuncios del Banco Central con respecto a las restricciones para la adquisición de moneda extranjera, lo que fue interpretado por el mercado como un “cepo light”. Lo cierto es que el Gobierno parte hacia un país que en los últimos meses ha mostrado un fuerte apoyo a la gestión de Mauricio Macri, aunque ya sin el optimismo que caracterizó a los primeros años de la gestión.
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