30 de abril 2010 - 00:00

Alarma en Gobierno: gremios piden aumentos de hasta el 55%

Carlos Tomada
Carlos Tomada
El Gobierno buscará en las próximas semanas imponer, de manera velada pero segura, un tope para las demandas de incrementos salariales que varios de los gremios más importantes del país están pidiendo y que en algunos casos llegan hasta el 55%. Según fuentes del Ministerio de Trabajo que dirige Carlos Tomada, la intención oficial es tener más control sobre los pedidos, para que vuelvan a ubicarse cerca del 20% que en algún momento se pensó para este año.

Hasta comienzos de esta semana, y con las primeras discusiones paritarias ya cerradas, el criterio del Gobierno para las negociaciones era respetar el acuerdo virtual que para este año los Kirchner tenían con Hugo Moyano. El pacto decía que no había ni pisos ni techos y que se tomaría como válida la «inflación de los supermercados», como reza la máxima del camionero titular de la CGT. Sin embargo, ante cierta alarma por los reclamos de dos sindicatos que comenzarán a negociar en las próximas horas, desde el Gobierno se empezó a analizar la posibilidad de imponer un tope. El porcentaje aún no está definido, pero se menciona un número cercano al 22%, como en su momento cerraron los bancarios a fines de marzo.

Los dos gremios problemáticos, en cuanto al nivel de reclamos, son el de empleados de comercio, de Armando Cavalieri, y el de trabajadores de la alimentación, de Rodolfo Daer. En el primer caso, el sindicato más grande del país por número de afiliados (más de 250.000) anunció que se pedirá un salario mínimo para el sector de $ 3.000 mensuales, lo que implica un aumento del 50%, teniendo en cuenta que hay sueldos (sin extras) que se ubican actualmente en los $ 2.000 mensuales (cajeros de supermercados, vendedores de pequeños y medianos comercios, empleados en el interior del país, etc). Además, Cavalieri reclama el pago del 100% para los trabajadores presentes en sus puestos los domingos, un pago extra por zonas desfavorables y una nueva reglamentación del trabajo parcial. También el gremio busca que en cualquier circunstancia se le pague al empleado por haber trabajado 48 horas semanales.

Desde el otro lado, esperan sentarse a negociar la próxima semana, con preocupación ante el porcentaje reclamado, la Cámara Argentina de Comercio (CAC), la CAME y la Unión de Entidades Comerciales de Argentina (UDECA).

El caso del gremio de Daer es aún más complejo. Desde el Gobierno se ve a la conducción del sindicato sobrepasada por la aparición multiplicada de casos similares al de Kraft (comisiones internas de izquierda que no obedecen a la conducción del ex titular de la CGT). Ante esto, el sindicato pide pasar el mínimo de $ 2.100 a $ 3.200 pesos mensuales, lo que implicaría un alza salarial de casi el 55%. Hasta ahora el nivel es récord en años, y se compara con los niveles de reclamos de fines de la década del 80, cuando reinaba la inflación. Según fuentes oficiales, los principales problemas se dan en empresas como Arcor, Molinos Río de la Plata, La Serenísima, Cervecería Quilmes, Pepsico y Coca-Cola, entre otras.

Actualmente, el gremio se encuentra en plena negociación con las cámaras empresarias, y en medio de una conciliación obligatoria (no respetada por el sindicato) que vence el próximo martes, sin posibilidades de dictar una nueva prórroga.

La próxima semana se abrirán, además, las discusiones de dos nuevos e importantes gremios: la construcción y el sector público. Se espera también que cierren sus negociaciones la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) con los empresarios pymes de ADIMRA, los últimos en aceptar el incremento ya pactado por el resto de los privados por un alza salarial del 25%.

Para mediados de mayo se prepara el plato fuerte de todas las discusiones paritarias. En la última quincena del mes, se sentarán a discutir Hugo Moyano y sus camioneros. Las esperanzas oficiales se concentran ahora en que el titular de la CGT continúe fiel al oficialismo y no reclame aumentos superiores al 22% total. El porcentaje serviría, además, para disciplinar en algo al resto de los compañeros gremialistas, que parecen vivir en estos días en una especie de competencia sobre quién interpreta de una manera más alta el «índice de los supermercados» de Moyano.

Muy lejos están los días en que la pauta era la inflación del INDEC más un 5% de recomposición salarial. Si esto fuera respetado, los incrementos no superarían este año el 13%.

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