25 de octubre 2013 - 00:00

Alemania, entre la sorpresa y la indignación

Berlín - La prensa alemana criticó ayer a coro el presunto espionaje al teléfono celular de la canciller Angela Merkel, en un país en el que la cuestión es especialmente sensible debido al recuerdo fresco de las actividades de la Stasi, la represiva Policía política de la extinta República Democrática Alemana (RDA). "¿El celular de Merkel espiado?", tituló en primera plana el popular diario Bild, con una foto de la canciller, conocida fanática del móvil, mientras teclea un SMS. Otra foto, en el interior, precisó que la canciller llamó al presidente estadounidense, Barack Obama, para protestar.

También el Sueddeutsche mencionó el tema en primera plana, sin olvidar el término "presuntas" refiriéndose a las escuchas. "Para los servicios secretos alemanes vale la regla de que los Estados amigos, como Estados Unidos, no se espían. Los norteamericanos evidentemente tienen menos escrúpulos", escribió.

Llovieron también las críticas de parte del diario berlinés liberal Tagesspiegel, que definió como "monstruosa" la vigilancia de Washington sobre sus propios ciudadanos y los de países extranjeros. Estados Unidos se comportó de modo "ofensivo" y Merkel "fue burlada", agregó.

Para la edición electrónica del diario conservador Die Welt, del grupo Springer, que hace de la amistad con Estados Unidos su credo fundamental, los norteamericanos traicionaron a su aliado. La canciller, explicó, "se había mostrado servicial", evitando al principio inflar el caso de espionaje y subrayando que Alemania necesita la cooperación de los estadounidenses para prevenir acciones de terrorismo.

La repulsa también fue unánime en medios políticos e, incluso, entre ciudadanos comunes.

"No puede ser que primero el presidente francés, luego la canciller alemana y después no sé quién más llame a Obama semana tras semana para quejarse de que la inteligencia estadounidense está espiando a líderes gubernamentales", se quejó el presidente del Partido Socialdemócrata, Sigmar Gabriel, al término de una reunión con el líder socialista francés Harlem Désir. "Eso de por sí es malo, pero nadie debería olvidar que detrás de esto hay una vigilancia integral de los ciudadanos de este país".

Gabriel, que coincidió con las numerosas declaraciones oficiales y que probablemente será vicejefe del próximo Gobierno de coalición con los democristianos de Merkel, cuestionó la firma de un tratado de libre comercio de la Unión Europea con Estados Unidos si este país pone en peligro los derechos de los ciudadanos.

En tanto, la irritación también se palpó en la calle. "Así no es como se debería tratar a los socios", dijo Stephanie Hilebrand, de 38 años, quien paseaba por las calles de Berlín proveniente de la ciudad occidental de Paderborn. "No somos terroristas, y tampoco lo es nuestra canciller", agregó.

Agencias ANSA, EFE, AFP y Reuters

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