6 de enero 2009 - 00:00

Cedió el socialismo y Frei enfrentará a Piñera

José Miguel Insulza y Eduardo Frei ayer, durante la conferencia de prensa que ofrecieron en Santiago. El primero, socialista, cumplirá su mandato como secretario general de la OEA y cederá al ex presidente democristiano la candidatura de la Concertación.
José Miguel Insulza y Eduardo Frei ayer, durante la conferencia de prensa que ofrecieron en Santiago. El primero, socialista, cumplirá su mandato como secretario general de la OEA y cederá al ex presidente democristiano la candidatura de la Concertación.
La renuncia del socialista chileno José Miguel Insulza a competir por la candidatura de la oficialista Concertación y su apoyo «irrestricto» al demócrata cristiano Eduardo Frei, anunciado ayer, termina por despejar el marco en el que se dará la contienda por la presidencia en diciembre próximo.
Frei, presidente entre 1994 y 2000 e hijo del ex mandatario Eduardo Frei Montalva (1964-1970), fallecido (¿asesinado?) en 1982, gana finalmente el premio como corredor de fondo al alcanzar de hecho la candidatura de la Concertación, la que se presenta como más sombría desde 1990 para la alianza que gobierna Chile, encabezada por socialistas y democristianos.
Uno a uno, fueron cayendo sus adversarios internos. Su colega de partido Soledad Alvear, golpeada por el mal resultado en las elecciones municipales y por los díscolos de su formación; Ricardo Lagos, el postulante con más chances, que prefirió no arriesgar el bronce; Insulza, prestigioso, pero poco carismático, que no pudo remontar la ventaja concedida por tantos años en el exterior al mando de la OEA, ajeno al día a día chileno; Michelle Bachelet, nunca dispuesta al cambio constitucional que habilite la reelección sugerido por algunos. Ninguno de los movimientos dubitativos del oficialismo chileno puede leerse sin atender el dato de que el empresario Sebastián Piñera (Renovación Nacional), derrotado por Bachelet en 2006, marcha desde hace meses victorioso en las encuestas y por margen significativo en cualquier escenario, por lo que se instaló naturalmente como postulante por la Alianza por Chile que agrupa al centroderecha y la derecha del país.
Ya en la campaña de 2005 y 2006, el liberal Piñera fue quien mejor supo hacer equilibrio entre la voluntad del electorado más fiel a su espacio, aun el más extremo, y la necesidad de vencer los límites que imponía el recuerdo horroroso para muchos del régimen de Augusto Pinochet. Con el dictador ya muerto, aquel estigma cuenta cada vez menos y las fronteras se abren.
Si Piñera es el más aggiornado, Frei, amigo personal de Carlos Menem, es acaso el más liberal de los cuatro presidentes concertacionistas (Patricio Aylwin, el propio Frei, Lagos y Bachelet). Fue durante su período que se avanzó en la privatización de obras sanitarias y los puertos.
En una combinación de preferencias genuinas y estrategia para encontrar el candidato que más fuerza le haga a Piñera, la última encuesta conocida la semana pasada, del Centro de Estudios Públicos, marcó que Frei aventajaba con claridad a Insulza y que perdería por menos margen frente al candidato opositor. Leyendo esos números, el socialista, un hombre de sólida relación con Frei, de quien fue nada menos que canciller y secretario general de la Presidencia, optó por continuar su mandato en la OEA.
«La izquierda de la Concertación tiene asumido desde hace mucho que ésta no es su hora. Para preservar el espacio, tras ocho años de Gobierno socialista, era necesario un demócrata cristiano como candidato», indicó a Ambito Financiero el analista Eugenio Tironi, titular de la consultora Tironi y Asociados. Se evitó así la fuga de más dirigentes del sector fuera de la Concertación.
Pese a algunos lógicos escarceos de disconformidad ante la caída de su candidato y sin reemplazante a la vista, en el Partido Socialista primaba ayer la resignación. Si bien Frei es rechazado por el paladar más ideológico de esta formación, más traumático para este partido sería una presidencia de Piñera. Por lo demás, una ley no escrita dice que el que encabeza la fórmula concertacionista cede a su socio los principales puestos en las listas parlamentarias. En una elección con derrota probable, puede no ser un mal negocio.
Ayer, el senador Carlos Ominami, de la izquierda del Partido Socialista, hablaba con pesadumbre del estado de «descomposición» de su espacio y llamaba a Frei a sellar un pacto «que asuma puntos importantes para nosotros en relación con nuestras definiciones programáticas; que entienda que nosotros tenemos que estar representados, si no a través de una figura, sí de nuestras ideas».
Tironi anticipa una campaña en la que «se van a ver ataques como hace muchos años no se veían en Chile». El analista arriesga que pese a las encuestas, «la elección va a ser muy competitiva, muy abierta».
«Frei es una marca en Chile. Frei Montalva (el padre) está asociado a la reforma agraria, la chilenización del cobre, la sindicalización de los campesinos y la promoción de los sectores marginales urbanos», resume Tironi, quien vaticina que Frei asumirá un discurso «a favor de la intervención del Estado en un momento de crisis del capitalismo».
Para el experto, «la Democracia Cristiana miró históricamente con cautela al mercado, y en cambio el sector de Piñera promueve el capitalismo de Estados Unidos que ahora es visto en crisis».

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