- ámbito
- Edición Impresa
Crisis política en Neuquén expulsó a ministros clave
La decisión del gobernador se tomó también cuando el cuadro político interno del Movimiento Popular Neuquino (MPN) se encuentra convulsionado por las próximas internas que la Justicia fijó para mayo próximo. En el partido gobernante aparecen dos sectores claramente definidos y enfrentados: por un lado quienes aspiran a profundizar alianzas con el PJ de los Kirchner y por el otro, quienes no quieren saber nada con aparecer subordinados a la estrategia del matrimonio presidencial. En los primeros se anotan desde el sindicalista petrolero Guillermo Pereyra hasta la combativa intendente de San Martín de los Andes, Luz Sapag. Ambos aborrecen de Jorge Sobisch a quien suponen el hacedor de todos los males del MPN y piden internas a los gritos.
En la vereda opuesta aparecen históricos emepenistas que de una u otra manera han tenido relación con el ex gobernador, fuertemente golpeado por una tragedia familiar días antes de fin de año. Pero Sobisch, como el Fénix, ha resurgido a la vida política y pide su propio espacio dentro del MPN, buscando consensuar con el gobernador con quien acaba de tener -el fin de semana pasado- una nueva reunión para buscar una lista única y evitar una confrontación que parta al MPN y asfalte el camino a la gobernación, en el 2011, al ex intendente de la capital, ex radical K y actual furibundo seguidor de Julio Cobos, el diputado nacional todo terreno, Horacio Quiroga. En la línea del ex gobernador aparecen nombres que -aunque alejados- no han roto todos los puentes: José Brillo y Alicia Comelli, dos diputados nacionales del MPN que se aprestan a jugar un papel clave en este Congreso opositor a los Kirchner y que asoman como sus principales figuras.
Por encima de este complicado juego interno trata de sobrevolar Sapag, acompañado de dos figuras relevantes dentro de la política del partido y del contexto regional: el ex senador nacional Pedro Salvatori y su continuador en la banca, Horacio Lores. Ambos trataron de enhebrar acuerdos internos con resultados dispares para evitar una mayor confrontación aunque esta intención de final incierto ha tratado de ser reforzada por el último acuerdo Sapag-Sobisch que amenaza con hacer jugar a ambos en una alianza impensable hasta hace muy poco: unir fuerzas para controlar la Junta del Gobierno y la Convención partidaria, hoy en manos sobichistas. Pero para calmar a tirios y troyanos, Sapag defiende a rajatabla su estrategia fundamental de apoyar la gestión de Cristina de Kirchner. Sabe que sin el apoyo del Gobierno central se le enloquece la provincia, pero también que si pega su destino político al matrimonio presidencial puede quedar totalmente fuera de juego.
Dejá tu comentario