3 de diciembre 2013 - 00:00

Crisis en Ucrania vuelve a enfrentar a Rusia y EE.UU.

Miles de personas volvieron a copar Kiev para protestar contra el Gobierno, en manifestaciones que fueron calificadas de “golpistas” por el primer ministro Nikolai Azarov.
Miles de personas volvieron a copar Kiev para protestar contra el Gobierno, en manifestaciones que fueron calificadas de “golpistas” por el primer ministro Nikolai Azarov.
 Moscú y Washington - El presidente de Rusia, Vladimir Putin, recordó ayer con extrema dureza un capítulo negro de la historia ucraniana cuando dijo que las manifestaciones de la oposición en Kiev para exigir la renuncia de su presidente "no son una revolución, sino un pogromo". Estas declaraciones y otras denuncias de las autoridades de Ucrania llevaron a involucrarse en el conflicto a EE.UU., que descartó que las protestas sean un intento de golpe de Estado.

Éstas fueron las primeras declaraciones de Putin sobre Ucrania desde una cumbre celebrada la semana pasada en Vilna, Lituania, en la que el presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, rechazó firmar un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE), al parecer debido a la presión del Kremlin.

Pogromo

El término pogromo (el ataque de una multitud a gente indefensa, pero específicamente vinculado en Ucrania a la persecución a los judíos) tiene pesadas connotaciones en Ucrania. "Pogrom", en ruso, significa "devastación". Hoy se suele aplicar al linchamiento de un grupo particular, pero en la Ucrania del zarismo se refería concretamente a los actos de violencia contra los judíos, perpetrados por turbas preparadas y agitadas desde la Policía y los servicios secretos del Estado ruso.

Putin sostuvo que las acciones de protesta, motivadas según la oposición por la negativa de Yanukovich a firmar el acuerdo con la UE, "tienen poco que ver con las relaciones entre Ucrania y la UE y obedecen a intereses de quienes quieren agitar los procesos políticos internos".

Ucrania se encuentra convulsionada desde la semana pasada y el domingo vivió la manifestación más multitudinaria desde que estalló el conflicto contra el Gobierno ucraniano encabezado por el primer ministro, Nikolai Azarov. A primera hora de la mañana de ayer, los opositores bloquearon todos los accesos a la sede del Gobierno ucraniano, por lo que los funcionarios no pudieron llegar a sus oficinas. Ante esta situación, Azarov y el presidente Viktor Yanukóvich denunciaron una intentona golpista.

Respaldos

Los canales de televisión más importantes del país también moderaron su apoyo a las autoridades y comenzaron a dar más espacio al heterogéneo frente opositor, que pasó de pedir la firma de un acuerdo de cooperación con Bruselas a la renuncia del Gobierno.

En ese contexto, la Casa Blanca descartó ayer que las actuales manifestaciones constituyan un intento de golpe de Estado. "Nosotros desde luego que no consideramos que unas manifestaciones pacíficas sean un intento de golpe de Estado", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. Carney dijo que la violencia de las autoridades ucranianas contra los manifestantes el sábado era "inaceptable", pero concedió que desde entonces la Policía ha mostrado mayor contención. Aseveró, no obstante, que "existen algunos reportes preocupantes de periodistas y miembros de los medios que fueron atacados por fuerzas de seguridad". "Instamos a los líderes de Ucrania a respetar los derechos de su pueblo a la libertad de expresión y reunión", dijo Carney.

Agencias EFE, AFP y DPA,

y Ámbito Financiero

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