Una vez más el mercado cambiario acapara el centro de la escena. Ayer fue otra jornada con fuerte presión alcista y con nuevos máximos para el dólar blue. La brecha con el valor oficial volvió a ubicarse en el 70%, lo que refleja que el plan de Axel Kicillof para apuntar a una convergencia de los valores no está dando el resultado deseado inicialmente. Es cierto que hay factores estacionales en este despegue, pero no justifican todo este repunte. Es que en diciembre siempre crece la demanda de pesos de público y empresas para afrontar diferentes pagos, como aguinaldos y vacaciones. Pero en enero, ese fenómeno se revierte y los pesos que faltaron el mes pasado sobran ahora. Lo ideal hubiera sido que el BCRA saliera a absorber el excedente de pesos de forma agresiva y calmar al mercado. Pero por lo visto en los primeros quince días del mes, Juan Carlos Fábrega, titular de la entidad monetaria, lo hizo de una manera muy tibia. Aspiró solamente $ 4.000 millones cuando lo óptimo hubiera sido el doble. Entonces, la reacción del mercado fue muy simple, y los excedentes se volcaron al dólar en sus diferentes vertientes. La postura oficial sigue siendo la de no impulsar una suba de tasas. En paralelo, el Gobierno sale a poner un freno con la intervención vía bonos, lo que tampoco tiene resultado en cuanto a calmar las expectativas. Se está en la actualidad en la mitad del desierto, dado que recién a fin de marzo lloverán los dólares que genera la cosecha de soja. Por lo pronto, el clima no está dando malas noticias en ese sentido. Pero claro, restan casi dos meses para llegar a esa ansiada meta. La disparada del dólar no es gratuita tampoco en términos de inflación. En marzo será también la campana de largada para las negociaciones de las paritarias 2014. En este rubro, lo óptimo hubiera sido llegar con expectativas bajo control, de manera tal de poder seducir a gremios con bajos porcentajes de incrementos. Pero suena muy complicado a la luz de lo que está sucediendo en las primeras semanas del año. Los acuerdos de precios anunciados no tienen impacto aún en los pedidos de gremialistas, tal como era de prever. La raíz del problema monetario a su vez es fiscal, con un rojo en las cuentas públicas que obliga al Tesoro a buscar financiamiento en el BCRA con la emisión de pesos. Queda por delante entonces como tarea reducir más subsidios, y especialmente los vinculados a lo energético. Por ello es que detrás de la suba de ayer del dólar blue están no sólo cuestiones estacionales, sino las propias dudas de los inversores acerca de lo que va a ser la política económica oficial en los próximos meses ante los variados desafíos que existen. (Ver pág. 3.)
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