"No debe haber dudas de que el régimen sirio es responsable del uso de armas químicas el 21 de agosto en las afueras de Damasco", declaró Jay Carney, vocero del presidente Barack Obama, que prometió publicar un informe de los servicios de inteligencia a lo largo de esta semana.
A su turno, el secretario de Defensa, Chuck Hagel, declaró que su país está "preparado". "Hemos desplazado recursos al terreno para cumplir y acatar cualquier opción que el presidente desee emprender", explicó. Según la prensa estadounidense, el mandatario demócrata estudia la posibilidad de un ataque breve y limitado: no duraría más de dos días y permitiría a Estados Unidos evitar una implicación mayor en la guerra civil siria (ver aparte), indicó el diario The Washington Post, que citó a funcionarios oficiales. La marina estadounidense podría disparar misiles de crucero desde la flota desplegada en el mar Mediterráneo y no buscaría derrocar el régimen de Al Asad, añadió The New York Times. El objetivo no es cambiar el equilibrio de fuerzas entre rebeldes y el régimen, sino "disuadir" al presidente sirio de que recurra de nuevo a las armas químicas y de "deteriorar" su capacidad para hacerlo, según estas fuentes.
Según la cadena NBC, una eventual ofensiva con misiles contra Siria podría comenzar tan pronto como mañana, siempre y cuando Obama dé su visto bueno a una acción de este tipo. El momento del ataque dependería de tres factores: que se completen las informaciones de los servicios secretos sobre la implicación de la cúpula siria en el supuesto ataque con gas venenoso de la semana pasada, las deliberaciones con los aliados y el Congreso, y el análisis del marco legal internacional. Los expertos creen que para la intervención militar se esperaría a la salida del país de los inspectores en armas químicas de la ONU.
El primer ministro británico, David Cameron, también afirmó que una intervención tendría como objetivo "reducir" el arsenal químico de Damasco. Londres ya indicó que sus fuerzas se preparan para una acción militar, aunque destacó que Reino Unido no planea "derrocar el régimen de Al Asad".
Cameron convocó para mañana al Parlamento con el objetivo de votar "su respuesta a los ataques con armas químicas" del miércoles de la semana pasada en las afueras de Damasco, uno episodio que dejó unos 1.400 civiles muertos y constituye uno de los más trágicos en la guerra civil que comenzó en marzo de 2011 y ya dejó más de 100.000 víctimas fatales.
En París, el presidente François Hollande aseguró que Francia está "dispuesta" a intervenir militarmente para "castigar" al régimen sirio e indicó que una decisión en tal sentido se tomará "en días".
La Liga Árabe también achacó al dictador sirio "la entera responsabilidad" del ataque químico del 21 de agosto.
Como contracara, el régimen de Al Asad, que imputa ese ataque a las fuerzas rebeldes que buscan derrocarlo, se mostró decidido a enfrentar a sus enemigos. "Tenemos dos opciones: rendirnos o defendernos con cualquier medio necesario. La segunda alternativa es la mejor: nos defenderemos", declaró el ministro sirio de Relaciones Exteriores, Walid Mualem. "Arremeter contra Siria no es un asunto fácil. Disponemos de medios defensivos que sorprenderán a todos", agregó.
Observadores temen que el régimen intente llevar la violencia a toda la región, involucrando, por ejemplo, a su aliado chiita libanés Hizbulá en ataques contra Israel (ver Contratapa). El trasiego de armas químicas es, en ese sentido, una pesadilla especialmente temida.
El canciller sirio sostuvo que "el esfuerzo de guerra realizado por EE.UU. y sus aliados beneficiará los intereses de Israel y en segundo lugar al Frente Al Nusra", grupo armado rebelde que juró fidelidad a Al Qaeda. "Si quieren llevar a cabo una agresión contra Siria, pienso que el pretexto de las armas químicas no es válido. Los desafío a mostrar las pruebas", agregó.
Rusia, principal aliado de Siria, manifestó su fuerte preocupación por esos preparativos, pidió "prudencia" a los occidentales y advirtió sobre las consecuencias "catastróficas" para la región de una nueva intervención sin el aval de la ONU, como la realizada en 2003 por Estados Unidos contra Irak. Pero la autorización del Consejo de Seguridad debe ser descartada justamente por la oposición de Rusia, uno de los cinco países con derecho de veto. A su turno, el canciller libanés, Adnan Mansur, afirmó que una acción militar contra Siria tendría "repercusiones negativas" en toda la región y alertó de que su país responderá si Israel aprovecha este contexto para atacar el Líbano. Por otro lado, la opositora Coalición Nacional Siria (CNFROS) denunció ayer que al menos diez civiles murieron y otras decenas resultaron heridas en ataques de las fuerzas del régimen sirio con bombas de fósforo blanco y napalm en Alepo, la segunda ciudad del país.
Agencias EFE, AFP, Reuters, ANSA y DPA, y Ámbito Financiero |
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