8 de mayo 2009 - 01:07

El algodón recupera la rentabilidad perdida

Con el aporte del INTA, los productores de algodón en el Norte logran mayor densidad de plantaspor hectárea. La nueva tecnología también permite reducir el uso de insumos para controlarmalezas y plagas.
Con el aporte del INTA, los productores de algodón en el Norte logran mayor densidad de plantas por hectárea. La nueva tecnología también permite reducir el uso de insumos para controlar malezas y plagas.
El desplazamiento del cultivo de algodón de las principales provincias productoras por causa del avance de la soja (de mayor rentabilidad) obligó a los productores algodoneros del NEA a bajar los costos y mejorar en forma notable el rendimiento por hectárea sembrada.

Esto trajo aparejada la necesidad de desarrollar nuevas tecnologías, que incluso posibilitan ahora la rotación de cultivos, la incorporación de la siembra directa para reemplazar la agricultura convencional y, en el caso de esta fibra industrial, reducir la distancia de los surcos para permitir una mayor densidad de plantas por hectárea.

Es así que, gracias al aporte tecnológico de los especialistas del INTA, se comenzó a desarrollar el implante del cultivo en surcos estrechos para mejorar los rendimientos al optimizar el aprovechamiento de la radiación del sol, del agua y de los nutrientes que se puedan incorporar al suelo.

Chaco es la principal provincia productora, seguida por Santiago el Estero, Formosa, norte de Santa Fe y parte de Corrientes. El implante de este cultivo se realiza entre los meses de setiembre y enero, mientras la cosecha se inicia, según la región, a fines de marzo y finaliza en julio.

La tecnología desarrollada en los últimos años posibilitó, además, la incorporación de cultivares sustentables que facilitan el manejo de malezas e insectos para la producción algodonera.

La posibilidad de achicar los costos se basa en la reducción de insumos para el control de malezas y plagas. En el caso de las malezas, el cierre del entresurco anticipado, con el desarrollo de la planta, permite a este cultivo competir mejor por efecto de sombreo, mientras el acortamiento del ciclo, producto de una rápida maduración de un menor número de frutos por unidad, permite reducir el número de aplicaciones necesarias de agroquímicos para el control de las plagas.

El productor debe tener en cuenta que los estrechamientos de surcos más difundidos en estos momentos son de 0,52 y 0,38 metro, comparados con el distanciamiento convencional a 1 metro, lo cual permitió incrementan en forma notable los rendimientos, que en algunos casos se han duplicado.

El distanciamiento de 0,52 metro puede realizarse para aprovechar las potencialidades agroecológicas de las diversas áreas y sistemas productivos agrícolas en los que se pueden utilizar rotaciones con cultivos de soja y maíz con el empleo de una única sembradora directa para todos los cultivos.

Densidad

La implantación del cultivar a una distancia entre surcos de 0,52 metro permite alcanzar una densidad de 10 a 12 plantas por metro, lo que representa alrededor de 200 a 240.000 unidades por hectárea, con alturas que pueden oscilar entre 60 y 70 centímetros, y un número de nudos sobre el tallo principal de 15 a 17 centímetros, con el 80% de la producción concentrada en la primera posición de las ramas fructíferas.

En los cultivos de surcos estrechos es fundamental manejar el crecimiento de la planta para lograr la mayor concentración de nudos en un breve período, estimado en unas dos semanas desde la primera flor y en las primeras posiciones de las ramas.

La producción algodonera argentina correspondiente a la campaña 2007/2008 totalizó 493.600 toneladas, que fueron implantadas en 310.000 hectáreas. El volumen representó una caída del 6,3% si se tiene en cuenta que en el ciclo anterior este cultivo alcanzó casi 545.400 toneladas, mientras la superficie cubierta experimentó una merma que superó el 23% con relación a igual período anterior, según datos de la Secretaría de Agricultura.

En el ciclo agrícola 2002/03 se llegó a implantar sólo 158.000 hectáreas, que representaron una disminución de las coberturas del orden del 86% respecto de la cifra récord para el cultivo de 1,13 millón de hectáreas lograda en la campaña 1997/98.

Las industrias hilanderas que aún subsisten, por entonces se vieron obligadas a importar fibra de países vecinos para funcionar y responder a la reactivación que el sector hilandero vivió en ese momento.

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