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El algodón recupera la rentabilidad perdida

Con el aporte del INTA, los productores de algodón en el Norte logran mayor densidad de plantas
por hectárea. La nueva tecnología también permite reducir el uso de insumos para controlar
malezas y plagas.
La posibilidad de achicar los costos se basa en la reducción de insumos para el control de malezas y plagas. En el caso de las malezas, el cierre del entresurco anticipado, con el desarrollo de la planta, permite a este cultivo competir mejor por efecto de sombreo, mientras el acortamiento del ciclo, producto de una rápida maduración de un menor número de frutos por unidad, permite reducir el número de aplicaciones necesarias de agroquímicos para el control de las plagas.
El productor debe tener en cuenta que los estrechamientos de surcos más difundidos en estos momentos son de 0,52 y 0,38 metro, comparados con el distanciamiento convencional a 1 metro, lo cual permitió incrementan en forma notable los rendimientos, que en algunos casos se han duplicado.
El distanciamiento de 0,52 metro puede realizarse para aprovechar las potencialidades agroecológicas de las diversas áreas y sistemas productivos agrícolas en los que se pueden utilizar rotaciones con cultivos de soja y maíz con el empleo de una única sembradora directa para todos los cultivos.
Densidad
La implantación del cultivar a una distancia entre surcos de 0,52 metro permite alcanzar una densidad de 10 a 12 plantas por metro, lo que representa alrededor de 200 a 240.000 unidades por hectárea, con alturas que pueden oscilar entre 60 y 70 centímetros, y un número de nudos sobre el tallo principal de 15 a 17 centímetros, con el 80% de la producción concentrada en la primera posición de las ramas fructíferas.
En los cultivos de surcos estrechos es fundamental manejar el crecimiento de la planta para lograr la mayor concentración de nudos en un breve período, estimado en unas dos semanas desde la primera flor y en las primeras posiciones de las ramas.
La producción algodonera argentina correspondiente a la campaña 2007/2008 totalizó 493.600 toneladas, que fueron implantadas en 310.000 hectáreas. El volumen representó una caída del 6,3% si se tiene en cuenta que en el ciclo anterior este cultivo alcanzó casi 545.400 toneladas, mientras la superficie cubierta experimentó una merma que superó el 23% con relación a igual período anterior, según datos de la Secretaría de Agricultura.
En el ciclo agrícola 2002/03 se llegó a implantar sólo 158.000 hectáreas, que representaron una disminución de las coberturas del orden del 86% respecto de la cifra récord para el cultivo de 1,13 millón de hectáreas lograda en la campaña 1997/98.
Las industrias hilanderas que aún subsisten, por entonces se vieron obligadas a importar fibra de países vecinos para funcionar y responder a la reactivación que el sector hilandero vivió en ese momento.
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