- ámbito
- Edición Impresa
El candidato fue recibido como si ya hubiera ganado
Scioli le explicó los términos de su propia iniciativa, que en la Argentina se ha traducido como una ampliación del blanqueo que fomenta el país con mecanismos que, si gobierna, cree deben mejorar las condiciones para que aumente efectivamente el regreso de capitales. "Te voy a mandar el texto del proyecto porque te va a servir", le dijo Dilma.
La otra novedad del encuentro fue el acuerdo para, en caso de alcanzar Scioli la presidencia, concretar el demorado proyecto para que el comercio entre ambos países se haga en monedas locales. La anfitriona dijo que las compras que haga la Argentina a Brasil las pagará en pesos, y las que haga Brasil en reales. Se habló desde hace más de 20 años sobre esto -lo habían negociado Carlos Menem con Fernando Henrique Cardoso- pero nunca se concretó. Ahora prometen hacerlo. Brasil tiene reservas por u$s 360.000 millones y la Argentina está en el otro extremo, tratando de frenar la salida de dólares para afrontar el pago de títulos y de importaciones. Si este sistema funciona, festejó Scioli al salir del encuentro, todo el comercio con Brasil se pagará en pesos sin necesidad de castigar las reservas.
El tercer punto -más allá de los sombrerazos de campaña- tocó la demorada conversación con la Unión Europea para la firma de un acuerdo de libre comercio con el Mercosur. Este asunto ha sido motivo en los últimos dos años de desencuentros internos en el sistema regional, y también con la contraparte europea. Brasil jugueteó en algún momento con la posibilidad de que ese país avanzase hacia un acuerdo bilateral con la UE, un dislate jurídico porque lo impide la carta orgánica del Mercosur, pero que encantó a países como Uruguay o Paraguay, que siempre han querido tener una vía propia de relaciones extra regionales. Brasil también llegó a consentir con su silencio cuando negociadores de la Unión Europea le atribuyeron a los problemas de la economía argentina la demora en comenzar las negociaciones, con el argumento de que el proteccionismo criollo impedía cualquier proyecto de apertura de su economía. La Argentina negó tener responsabilidad alguna y presionó para que los países de la región, a finales del año pasado, unificasen la propuesta que llevarán en noviembre ante la UE.
Dilma ayer se rindió y admitió que las demoras en esa negociación son responsabilidad de Europa. "Sabemos que la dificultad de ellos es compatibilizar las posiciones en materia comercial de 27 o 28 países, pero ya tenemos la posición unificada del Mercosur". En la mesa se le atribuyó esa demora, como lo ha hecho antes la cancillería argentina, a la resistencia de varios países europeos en abrir sus mercados a productos agrícolas, y también al interés de la UE en firmar antes un acuerdo con los Estados Unidos, a cuya matriz deben acomodarse los pactos de comercio que se firmen con terceros bloques regionales.
En el rango de lo anecdótico, Dilma le contó a Scioli que había tenido una reunión con Lula da Silva, quien le había relatado su viaje a la Argentina y le había dicho que el bonaerense será presidente. El visitante enlazó en ese diálogo la visita de ayer con la de Lula y la que antes había hecho para visitar a Sergio Cabral o con la inauguración que había compartido con ella del estadio Maracaná antes del último Mundial. Por delicadeza no hubo otras menciones al fútbol.
Sí abundaron otras efusiones. Scioli le transmitió saludos de Cristina de Kirchner con quien, le contó, estará hoy en Escobar inaugurando obras, antes de viajar a Mar del Plata en donde abrirá el coloquio anual de la liga empresaria IDEA. Le ponderó, de paso, a Dilma, la mejora en el dominio del castellano. Sonrió la dama, y el visitante le prometió: "Hablo varios idiomas, pero ahora voy a empezar a estudiar portugués". Pero antes de eso quiere ser presidente.
Dejá tu comentario