En una conferencia de prensa, uno de los directores del Consejo Nacional Electoral (CNE), Vicente Díaz, no dio por terminada la votación y recordó que si bien el cierre de las urnas estaba previsto para las 18 hora local, la legislación electoral obliga a que permanezcan abiertas aquellas mesas donde todavía había ciudadanos haciendo fila para votar.
Hasta pocos minutos antes, el presidente Nicolás Maduro y otras figuras del oficialismo, como el diputado Robert Serra y la jefa de Gobierno del municipio caraqueño Libertador, Jacqueline Faría, seguían llamando a la ciudadanía a votar, pese a que habían pasado sobradamente las 18.
"Remate chavista perfecto, todos los líderes de la patria a la calle a movilizar al pueblo bolivariano y chavista, vamos con todo, a vencer", escribió Maduro en su cuenta de Twitter. Tradicionalmente, el chavismo llama "operación remate" a la movilización de simpatizantes para votar durante la última hora de los comicios.
Poco después de la conferencia de prensa de Díaz, el candidato opositor a alcalde del municipio caraqueño Libertador, el diputado Ismael García, afirmó que había conversado con el director del CNE para dejarle "una lista" de presuntas irregularidades.
García aseguró ante varios periodistas que, entre esas irregularidades, el ministro de Juventud, Héctor Rodríguez, "pistola en mano" intentó forzar a autoridades de mesa para que mantuvieran abierto luego de las 18 un centro de votación en Antímano, en el oeste de Caracas, según pudo verse a través de Globovisión.
Estas elecciones municipales, en las que se renovaron los poderes Ejecutivo y Legislativo de 337 municipios en todo el país, tuvieron más relevancia que otras anteriores, ya que fueron consideradas la primera prueba para Maduro, sometido a una aguda crisis económica por una inflación que se empina a casi un 55% anual y por una escasez aguda de productos de primera necesidad.
El mandatario chavista respondió a esos problemas con amplias intervenciones de empresas, cuyos stocks liquidó con control policial a bajos precios. Asimismo, emitió decretos leyes con los superpoderes que le otorgó la Asamblea Nacional, con los que bajó precios y dejó en un 30% la tasa máxima de ganancia para las empresas.
De este modo, pareció recuperar la iniciativa política frente a las bases populares del chavismo, pero los analistas auguran un futuro aún más difícil para la economía nacional debido al desaliento cada vez mayor de los inversores. Las municipales fueron, en este contexto, una suerte de plebiscito informal y, según algunos líderes antichavistas, una medida de las chances de la oposición para forzar un referendo revocatorio de Maduro en 2016, cuando cumplirá la mitad de su mandato, tal como establece la Constitución de 1999.
Tal posibilidad quedó latente cuando los partidos aglutinados en la MUD, liderada por Henrique Capriles, perdieron las presidenciales de abril por apenas 1,5 de punto porcentual, en medio de una fuerte disputa por la limpieza de los comicios.
Maduro, con su legitimidad cuestionada por casi la mitad de los venezolanos desde entonces, buscó un triunfo que consolide su liderazgo. Por eso, al votar ayer llamó a la MUD a respetar los resultados. "La palabra del CNE (Consejo Nacional Electoral) será palabra sagrada. Si ganamos por un voto una alcaldía, la ganamos y si perdemos por un voto, lo aceptamos", dijo.
Poco después votó Capriles quien acusó al presidente de "proselitismo descarado" y señaló que "hay muchas denuncias de todos los abusos: demora, operación morrocoy (lentitud en el proceso), centros donde se ha dañado la máquina". La Revolución Bolivariana ha ganado regularmente casi todos los comicios y plebiscitos en los últimos 14 años en el país. El chavismo controlaba hasta ayer más del 80% de los municipios, pero la oposición tenía en sus manos algunos de los más importantes, entre ellos el distrito metropolitano de Caracas y la petrolera Maracaibo, que suman un sexto del padrón electoral.
La jornada, custodiada por 120.000 militares, comenzó para cientos de miles de jóvenes varias horas antes del amanecer, cuando se lanzaron a las calles para acudir a sus puestos en las Unidades de Batalla Bolívar Chávez (UBCH), eje de la formidable maquinaria electoral oficialista y con la tarea asignada de garantizar cinco millones de votos.
Agencias AFP, ANSA, EFE, DPA y Reuters, y Ámbito Financiero |
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