14 de septiembre 2018 - 00:10

El dilema de Haddad: cerca de Lula, pero no tanto

Brasilia - Fernando Haddad tiene fuertes posibilidades de llegar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil como la voz de Lula en la campaña, pero para ganar la elección, y eventualmente para gobernar, deberá tomar distancia con su mentor, afirman analistas.

Desde la cárcel donde purga una pena de doce años de cárcel por corrupción, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) estiró hasta el límite su pulseada con la Justicia, dejando a Haddad poco tiempo de campaña hasta las elecciones del 7 de octubre, con una segunda vuelta el 28.

Las últimas encuestas de Datafolha e Ibope colocan a Haddad con un discreto quinto lugar, con entre un 8% a 9% de intención de voto, frente al casi 40% que ostentaba Lula antes de ser excluido de la campaña.

Pero Haddad, un abogado y exprofesor universitario de 55 años, poco conocido del electorado, tiene ahora el viento a favor para lograr captar el máximo número de votos posibles de Lula.

Tendrá, para empezar, el apoyo del líder indiscutible del Partido de los Trabajadores (PT), que cuenta con una poderosa maquinaria electoral. Y dispondrá del segundo mayor tiempo de propaganda gratuita de radio y televisión, un arma todavía muy influyente en Brasil. El PT tiene también una gran presencia en las redes sociales.

"Con todo eso, es muy difícil que no llegue a la segunda vuelta. Es solo una cuestión de tiempo que el electorado reconozca a Haddad como el candidato de Lula", declaró Lincoln Secco, historiador de la Universidad de San Pablo y autor de "Historia del Partido de los Trabajadores en Brasil".

Uno de sus retos será arañarle votos al centroizquierdista Ciro Gomes, muy fuerte en el Nordeste pobre, que concentra casi el 30% de los votos del padrón electoral. Gomes, un exministro de Lula, está en segundo lugar en los sondeos, con entre 11% y 13%, detrás del ultradechista Jair Bolsonaro (de 24% a 26% de los votos).

El poder de Lula sobre el partido y su electorado, las frecuentes visitas de Haddad a su celda de Curitiba (sur) y el empeño de su entorno en recordar que "Lula es candidato con el nombre de Haddad", han llevado a muchos a preguntarse si el exalcalde de San Pablo no será un títere de Lula.

"En la primera vuelta, Haddad va ser la voz de Lula para mantener un electorado cautivo, pero en la segunda, la tendencia es que gane autonomía y muestre su perfil más moderado dentro del PT", explicó Thomaz Favaro, analista político para Brasil de Control Risk, una consultora de gestión de riesgos.

Especialmente si compite con Bolsonaro, tendrá que convencer a votantes de centro y centroderecha, muchos de ellos visceralmente anti-PT.

Quienquiera que resulte electo presidente de Brasil heredará un país con una creciente deuda, un tímido crecimiento y un elevado desempleo, que según muchos economistas deben tratarse con severos ajustes fiscales.

"Cualquier candidato que sea electo tendrá una dificultad enorme para gobernar. Haddad tendría que encontrar un equilibrio entre su espíritu más conciliador y su partido, que tiene un programa más radicalizado que en elecciones pasadas", agrega.

Pero la historia más reciente de América Latina sugiere que la palabra delfín puede ser sinónimo de tensiones y de traición entre viejos aliados de un mismo partido, como ocurrió en Ecuador entre el presidente Lenín Moreno y su mentor Rafael Correa o en Colombia entre los expresidente Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. O, incluso, entre aliados, como sucedió en Brasil en 2016 con la destitución por el Congreso de Dilma Rousseff, reemplazada por el actual presidente Michel Temer, por entonces su vicepresidente.

Pero para Secco "es muy difícil" que algo de ese tipo ocurra entre Lula y Haddad.

"Lula constituyó algo como el peronismo en Argentina y tiene un carisma mucho mayor y un partido mucho más fuerte" que los existentes en Colombia o Ecuador", explica.

Agencia AFP

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