25 de noviembre 2010 - 00:00

El mercado no quiere que se lo cuestione

El mercado no quiere que se lo cuestione
Admitimos que a veces puede parecer que somos algo escépticos frente a los poderes constituidos del mundo financiero. Pero, ¿qué actitud se puede esperar cuando apenas en julio la banca irlandesa pasó con creces el stress test del Banco Central Europeo y cuatro meses más tarde esa misma banca prácticamente lleva al Estado Irlandés a la quiebra? Hoy, ¿a quien creerle más, al comité de Basilea y sus reglamentaciones o al mercado, que se está negando a prestarle a varios bancos españoles y portugueses? ¿Qué pensar cuando el dólar sigue ganando terreno frente a las principales monedas (ayer sumó el 0,11%) y el oro en su primer baja luego de tres subas consecutivas apenas cede el 0,33%, a pesar de que la crisis irlandesa y la coreana ya parecen haber sido olvidadas por el mercado? Finalmente, ¿qué decir cuando en una jornada en la cual todo parece estar a favor (el anuncio de que los pedidos de seguro de desempleo fueron los menores desde 2008 y el gasto y el ingreso de los consumidores creció por quinto mes contribuyó a que el precio del petróleo experimentara la mayor suba desde el 22 de julio, un 3,2%, a u$s 83,86 por barril, pero esto no evitó que en promedio los commodities terminaran con una ligera merma) y el Dow cierra avanzando el 1,37%, a 11.187,28 puntos, la semana apunta a terminar perdidosa (hoy el mercado no opera por el Día de Acción de Gracias y la media rueda del viernes -bonos no operan- es tradicionalmente negativa)? Ayer tuvimos algunas malas noticias, como la mayor caída de las órdenes de bienes durables en dos años, el cuarto mes (de los últimos seis) en que se reduce la venta de viviendas o el incremento de la tasa a 10 años al máximo desde el mes de agosto (2,914% anual). Pero lo cierto es que los pocos inversores que operaron ayer en Nueva

York (menos de 830 millones de papeles en el NYSE) no tuvieron oídos para nada que no fuera el tin tin de las ventas de Navidad que arrancan hoy o la esperanza de que se repita eso de que diciembre es tradicionalmente el segundo mejor del año para lo bursátil.

Dejá tu comentario