El Mundial del sexo vip

San Pablo y Río de Janeiro, las ciudades con más extranjeros en busca de compañía.

 La Copa del Mundo lo agiganta todo en Brasil y el efecto llegó también a los servicios sexuales cinco estrellas, con una demanda que está superando largamente la oferta de los prostíbulos de grandes ciudades como San Pablo, Río de Janeiro y Fortaleza. El público que frecuenta los clubes nocturnos se compone, generalmente, de empresarios o muy discretos dirigentes de la FIFA, según surge del relato de las "garotas de programa", como se llama a las damas de compañía o "escorts".

En los prostíbulos "Triple A" de San Pablo, ciudad donde jugará Argentina el próximo martes, se paga hasta u$s 900 por una hora de carnal privacidad, según señaló la agencia ANSA.

El público de las casas de tolerancia como Café Photo, Romanza y Bahamas, éste próximo al aeropuerto de Congonhas, es similar al que asiste a las 12 arenas mundialistas, donde el alto precio de los boletos impide el ingreso de hinchas con poco poder adquisitivo.

En tanto, en Río de Janeiro, las muchachas buscan su clientela en los barrios elegantes como Copacabana y Leblon, donde algunos hoteles admiten su entrada al hall o habitaciones siempre que se comporten con discreción y vengan respaldadas por alguna "agencia de contratación de acompañantes".

A su vez, en contraste con el mercado del sexo de alto nivel, para las mujeres que ofrecen su cuerpo en la franja de baja renta esta Copa del Mundo fue "un fiasco", en opinión de una chica del interior del estado de Goias que viajó a Brasilia sólo para el evento y en busca de clientes, según publicó el diario Correio Braziliense.

Cabe recordar que el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, con apoyo del papa Francisco y de otras confesiones religiosas, lanzó una campaña contra la explotación de menores y el turismo sexual durante la Copa del Mundo. Indignada, Rousseff criticó públicamente a la empresa de productos deportivos Adidas por haber puesto a la venta en Estados Unidos remeras para la Copa con diseños e ilustraciones de connotaciones sexistas, tras lo cual las prendas fueron retiradas del mercado.