El equilibrio de fuerzas tribales al que apostaba "Madiba" (Mandela en isixhosa) fue quebrado con la presidencia de Jacob Zuma (JZ). Pero, a pesar de esto, su presencia bastaba para marcar límites al avance del tribalismo. Esto es, porque JZ es más un populista de izquierda que un auténtico nacionalista tribal (aunque algunos vean en él el renacimiento del reino zulú caído en 1879) y en la práctica su Gobierno ha sido mucho más inclusivo (tribalmente) que el de su predecesor y enemigo, Mbeki. La experiencia de la locura étnica en Ruanda y Zimbabwe y la actual en Nigeria y Sudán, hizo que los políticos sudafricanos se nieguen a hablar públicamente de su problema tribalista, mientras impulsan permanentemente medidas para morigerarlo. Pero siglos de luchas y segregacionismo, parece que pueden más y no han logrado siquiera integrar a los trabajadores en los comedores de las fábricas. No olvidemos que hablamos de un país increíblemente desigual, donde la expectativa de vida al nacer cuando asumió Mandela era de 65,5 años y hoy es de menos de 52 años, en tanto la tasa de alfabetización apenas creció del 82% al 86,5% (puesto 121/186 países; UNDP). En 2014 se celebran 20 años de la democracia, 100 del ANC y JZ sería fácilmente reelegido presidente, exacerbando el orgullo zulú y el enojo de los xhosa, blancos, "coulored" y todos quienes ha perdido algo en estos años. Sin el freno de Mandela, y con una clase política crecientemente corrupta, nadie sabe qué puede pasar. Como homenaje a la vida de Mandela, esta incertidumbre, no parece ser lo mejor. Ayer el Dow retrocedió un 0,66% a 15.739,43 puntos. La gran noticia del día: la apertura del mercado petrolero mexicano a la inversión extranjera.
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