Cuando hablamos de cosas del mercado, lo mejor es no suponer nada de antemano. Aclarado esto podemos decir que se "suponía" que enero venía fácil, con las empresas de segunda línea avanzando en la primera quincena y sus hermanas mayores (apuntaladas por los balances) en la segunda. Con el 0,27% que cedió ayer al cerrar en 16.414,44 puntos, el Dow acumula un retroceso del 0,98% (el S&P500 cede 0,2%). Lo que es claro es que al menos hasta ahora los estados contables no han ayudado; ayer fueron Verizon, Travelers y Jhonson & Jhonson las que a pesar de presentar en lo formal números no desilusionantes, terminaron bajando. Parte del problema tiene que ver con que los incrementos de las ganancias siguen vinculadas más a un recorte de costos que a una auténtica mejora en los ingresos. Es interesante que de a poco crece el "run run" del mercado esgrimiendo argumentos que podrían justificar la baja de las acciones (esto va sólo a título anecdótico ya que podría ser neutro, alcista o bajista): que las compras en descubierto rayan su máximo histórico, que el optimismo inversor está en niveles récord (lo que anunciaría una caída del 17% al año siguiente), que los "insiders" están vendiendo acciones en montos casi sin precedente, que el spread entre los treasuries y los bonos corporativos es el más bajo en 30 años, que el costo del dinero a 10 años está destinado a crecer y superando el 3,25% o el 4% golpearía a la economía, que el segundo semestre de los años en que se realizan elecciones de medio término tienden a ser bajistas -y el primero alcista-, que la economía europea no repunta, que el giro de la economía china de la exportación al consumo interno no está funcionando demasiado bien, etc.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Dejá tu comentario