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Jorgelina Aruzzi, entre la paranoia a lo Orwell y “Brazil”
Más conocida por el gran público por sus participaciones televisivas que por su valiosa trayectoria teatral, es en el escenario donde Aruzzi capitaliza a pleno todo su talento y creatividad.
Las carcajadas abundan, pero también inspira piedad la inocencia de esta ama de casa encandilada por las estrategias de consumo que participa de una extraña experiencia interactiva a la que la somete una siniestra organización empresarial. A lo largo de la obra, surgen inesperadas revelaciones, crímenes insospechados y un plan secreto cuyas piezas el espectador terminará de reunir al final de la función.
Lo que se inicia como una atractiva encuesta de "neuro-marketing" deviene en una pesadilla represiva con reminiscencias del "Big brother" de George Orwell y de la película "Brazil", la alocada distopía del director Terry Gillian. Aquí también lo virtual distorsiona realidades: "¿Lo dije o lo pensé?"; "¿Me trajeron a la cochera de mi edificio o esto es por computación?", se pregunta la pobre Carmen, atrapada en un juego que amenaza con destruir la libre autodeterminación de la protagonista.
Este marco alucinatorio está respaldado por un sofisticado montaje de sonido. El mismo permite que la actriz interactúe con otros personajes y con objetos imaginarios (pantallas, gigantografías, hologramas) que adquieren aquí una sorprendente materialidad.
Es probable que el público conozca a Aruzzi más por sus participaciones televisivas (actualmente integra el elenco de "Educando a Nina") que por su valiosa trayectoria teatral. Sin embargo, es en el escenario donde la actriz capitaliza a pleno todo su talento y creatividad. Por lo pronto, hace humor con el cuerpo, con el lenguaje, con las inflexiones de su voz y recurriendo siempre a contenidos que además de hilarantes invitan a la reflexión. En este trabajo, en particular, evidencia un gran crecimiento como intérprete y autora.
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