18 de noviembre 2016 - 00:00

La Guerra de Malvinas, sin mitos ni prejuicios

La dramaturga y directora Lola Arias reúne a excombatientes argentinos e ingleses en una experiencia escénica de muchas facetas que ayuda al público a comprender el valor del diálogo y de la conciliación.

Logros. Los antiguos enemigos han aprendido a escucharse, a comparar recuerdos y a integrar un proyecto artístico en franca camaradería.
Logros. Los antiguos enemigos han aprendido a escucharse, a comparar recuerdos y a integrar un proyecto artístico en franca camaradería.
El testimonio directo de seis veteranos de la Guerra de Malvinas (tres soldados argentinos, dos "royal marines" y un gurkha de origen nepalí) ofrece detalles poco conocidos sobre el breve pero sangriento conflicto de 1982 en el que perdieron la vida alrededor de mil soldados.

En este nuevo espectáculo de Lola Arias, los protagonistas y coautores transmiten sus recuerdos y opiniones, además de interpretar en escena las vicisitudes sufridas por cada uno de ellos, durante y después de la guerra.

A través de monólogos, dramatizaciones, debates, reportajes y mediante la utilización de videos, cartas, fotografías y otros elementos rescatados de sus antiguas posiciones de combate, argentinos y británicos embarcan al público en un dinámico viaje entre el pasado y el presente, que además incluye varios pasajes musicales: el gurkha Sukrim Rai canta y baila la danza del cuchillo, Rubén Otero lidera una banda de tributo a The Beatles y el resto acompaña con el mismo entusiasmo.

A lo largo de 100 minutos, el espectáculo derriba mitos y prejuicios, descubre verdades ocultas o tergiversadas y vuelve sobre episodios que todavía nos avergüenzan: la multitud aclamando en Plaza de Mayo a un Galtieri enardecido de triunfalismo, los medios de prensa cantando victoria para negar la inminente derrota y el terrible calvario de las tropas argentinas que sufrieron en carne propia la improvisación, el engaño y el maltrato de los altos mandos.

Hay relatos que indignan, otros que conmueven por su humanidad. Por ejemplo, cuando Lou Armour evoca al soldado argentino que murió en sus brazos. "¿Por qué tuvo que hablarme en inglés?", se pregunta el exmarine, incapaz de olvidar el rostro de aquel joven conscripto que le confió su deseo -nunca cumplido- de estudiar en Oxford.

"Campo minado" no es una lección de historia, ni un alegato antibelicista, es una experiencia escénica de muchas facetas que ayuda al público (esté informado o no sobre la Guerra de Malvinas) a comprender el valor del diálogo y de la conciliación. Éste es el gran aprendizaje que han hecho estos performers durante el montaje y los ensayos: los antiguos enemigos han aprendido a escucharse, a comparar recuerdos y a integrar un proyecto artístico en franca camaradería. Por más que no haya acuerdo entre ellos sobre la soberanía de las islas, nadie duda del efecto terapéutico que esta experiencia teatral ha tenido en sus vidas y de lo reveladora que ésta resulta para cualquier argentino.

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