26 de mayo 2009 - 00:00

“La historieta salió de su encierro genérico”

Ilustración del dibujante uruguayo Matías Bergara en «Viñetas sueltas», exposición que se realiza en la Alianza Francesa, el Centro Cultural Recoleta y el Malba.
Ilustración del dibujante uruguayo Matías Bergara en «Viñetas sueltas», exposición que se realiza en la Alianza Francesa, el Centro Cultural Recoleta y el Malba.
Desde ayer puede visitarse el festival de historieta argentina e internacional, «Viñetas sueltas», que ofrece novedades del llamado «noveno arte», así como sus cruces con otros lenguajes y varias actividades. El canadiense Thomas Dassance curador de la exposición, dijo a este diario: «La historieta es un lenguaje bastante nuevo. Siempre se había limitado a algunos géneros y formas, pero sólo hace pocas décadas se arriesgó a otras temáticas. Se había encerrado mucho en las historias de aventura, fantasía heroica, superhéroes o detectivesca policial, ahora también hay historieta poética, o testimonial, al modo de documental, o está la historieta experimental».

Este último caso es el de uno de los invitados, el canadiense Leif Tande, que busca innovar sobre la forma. Si bien sus obras comienzan como en la historieta clásica, el artista les da siempre una vuelta de tuerca que suma interés y originalidad. La obra que se exhibe en la exposición es una historieta circular, donde la narración es infinita. También tiene otras obras en las que, a la manera de «Rayuela» de Julio Cortázar, la historieta permite dos lecturas, en la primera, se interpreta de una forma, y cuando se agregan más viñetas, deja otra idea, completamente distinta.

Abierta hasta el 31 de mayo en tres sedes simultáneas -la Alianza Francesa (Córdoba 946), el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930) y el Malba (Figueroa Alcorta 3415)- se expondrán cien originales de los dibujantes que colaboraron con Carlos Trillo y varias obras de artistas de Francia, Suiza, Italia, Bélgica, España, Canadá, Brasil y Colombia. Entre los autores nacionales que participan, se cuentan Carlos Trillo, Gustavo Sala, Diego Agrimbau, Liniers, Tute, Cacho Mandrafina y Max Aguirre.

Según el país del que provengan las historietas, varían en cuanto a modo de producción y forma de trabajo. Según explica Dassance, «en Japón o Estados es raro que el autor sea dueño de su obra de principio a fin, porque el autor colabora con una multitud de operarios que trabajan en el mismo proyecto. Cuando se realiza un comic de superhéroes, el guionista trabaja con el dibujante, el colorista, el letrista, y así. Es una gran cadena de montaje y eso se refleja irremediablemente en el producto final».

En esos países casi siempre se elige al guionista para que retome «Spiderman, «Superman» o «Batman», pero no se lo llama para que invente su propio personaje ni aporte el resultado de su creación. Se trata de un pedido por encargo. En cambio, en Europa o Argentina, el autor lleva adelante la creación de el principio a fin, es dueño de la obra, elige. Decide qué contará y cómo, y aunque el editor aporte consejos, nunca llega al punto de Estados Unidos, donde hay que atenerse a las reglas de los estudios o de las editoriales, en definitiva, de las compañías.

«La historieta política siempre existió, en todos los países, hasta en EE.UU., de la mano del comic político. No debe olvidarse que la corriente de los ´60 tuvo mucho compromiso político y trascendió fronteras», continúa Dassance. En el festival estarán presentes algunos exponentes de esta clase de humor político. Etienne Davodeau, de Francia, es autor de una vasta obra en la materia, que resonde a dos temáticas diferentes: por un lado, la prolífica obra de historieta infantil y de ficción, y por el otro, tres libros y varios premios a la historieta testimonial. Allí el artista se vale de este formato para polemizar a cerca de las luchas sociales en Francia. En esa línea también estará el italiano Paolo Parisi, quien reconstruye el asesinato de Aldo Moro a mano de brigadas rojas o cuenta la historia de la explosión de Chernoville.

«Todo convive con las nuevas tecnologías pues uno descubre la complementariedad y nuevos recursos que surgen de esas conexiones», sostiene Dassance. «El mundo del libro y de Internet conviven perfectamente bien, y si bien leer en la pantalla no es lo más placentero, tiene la ventaja de la gratuidad y permite difusión masiva de nuevos autores que antes no hubieran tenido la posibilidad de publicar. En el sitio «blog de historietas reales» aparecen nuevos autores todo el tiempo, y público que lo sigue por ahí. Más tarde compra los libros porque no es lo mismo leer en el día a día de la inmediatez que la serialización en la contratapa de los diarios o revistas semanales. Acceder a los libros siempre tiene otro sabor, el del libro lindo que se guarda y se pone en biblioteca. Hay nuevos intentos de historietas para celulares, un nuevo formato que acá todavía no está muy explotado pero que en algunos países ya tuvo cierto éxito».

En cuanto a las actividades de la muestra, habrá una intervención para aprender los rudimentos de la serigrafía sobre textil y hacer la remera propia con imágenes de historieta; se ofrecerá una doble improvisación entre un músico y un dibujante; se proyectarán cortos y largos animados; también se organizó una noche de dibujos en vivo con modelos (las Bacanales).

El principal cruce con la historieta está en el cine. Hay transpaso de personajes y temáticas estéticas, por ejemplo «Sin City», «que para el lector de la historieta implicó ver plasmado en pantalla aquello que ya había leído y conocía, mientras para los cinéfilos o público fue un buen film. La traslación del cine al comic es algo más raro, excepto por los subproductos con meros fines comerciales. Rara vez un comic surgió del cine pues su declinación funciona a la inversa, se confecciona el comic, como algo vendible de otra cosa que funcionó, la película», asegura Dassance.

Hay muchos más cruces, por ejemplo con la música y la tendencia a hacer conciertos dibujados. Esto se verá en el festival y propone la doble improvisación, la del dibujante y la del músico. Lo vienen haciendo Kevin Johanssen y Liniers en su espectáculo en el Konex. También está la propuesta de combinar arte callejero con intervención, en una performance que se realizó ayer en vivo durante el día de apertura. Fueron 16 autores que dibujaron 16 carteleras en el microcentro porteño, ante la mirada de los transeúntes. «Surgió para que el público los viera dibujar en vivo, aunque en estos tiempos de elecciones esas obras pronto serán tapadas por afiches de campaña», bromea Dassance.

Más cruces: con el teatro y la danza, pero no tendrán lugar en la muestra. Por Buenos Aires han pasado la obra teatral de «El eternauta» o «Aquaman», de Diego Velázquez, aunque más que interacción, esta última se inspiró en el héroe de la serie y confeccionó un espectáculo con esos ribetes. También se presenta actualmente «El hombre araña», en teatro para chicos, pero con una propuesta más centrada en lo multimedia y los efectos especiales que en la pregunta por el género o la psicología del superhéroe. Y en el Konex se vio la más experimental y aún inmadura «Bambolenat», con la mano maestra del dibujante de arena quien confeccionaba las imágenes y la historia en vivo, al rimo de la música.

Dassance concluyó: «Con estos cruces la historieta se desencasilla, sale de su encierro histórico y de su registro habitual. Enriquece a otras artes y a la vez se enriquece de ellas».

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