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“La historieta salió de su encierro genérico”

Ilustración del dibujante uruguayo Matías Bergara en «Viñetas sueltas», exposición que se realiza en la Alianza Francesa, el Centro Cultural Recoleta y el Malba.
«La historieta política siempre existió, en todos los países, hasta en EE.UU., de la mano del comic político. No debe olvidarse que la corriente de los ´60 tuvo mucho compromiso político y trascendió fronteras», continúa Dassance. En el festival estarán presentes algunos exponentes de esta clase de humor político. Etienne Davodeau, de Francia, es autor de una vasta obra en la materia, que resonde a dos temáticas diferentes: por un lado, la prolífica obra de historieta infantil y de ficción, y por el otro, tres libros y varios premios a la historieta testimonial. Allí el artista se vale de este formato para polemizar a cerca de las luchas sociales en Francia. En esa línea también estará el italiano Paolo Parisi, quien reconstruye el asesinato de Aldo Moro a mano de brigadas rojas o cuenta la historia de la explosión de Chernoville.
«Todo convive con las nuevas tecnologías pues uno descubre la complementariedad y nuevos recursos que surgen de esas conexiones», sostiene Dassance. «El mundo del libro y de Internet conviven perfectamente bien, y si bien leer en la pantalla no es lo más placentero, tiene la ventaja de la gratuidad y permite difusión masiva de nuevos autores que antes no hubieran tenido la posibilidad de publicar. En el sitio «blog de historietas reales» aparecen nuevos autores todo el tiempo, y público que lo sigue por ahí. Más tarde compra los libros porque no es lo mismo leer en el día a día de la inmediatez que la serialización en la contratapa de los diarios o revistas semanales. Acceder a los libros siempre tiene otro sabor, el del libro lindo que se guarda y se pone en biblioteca. Hay nuevos intentos de historietas para celulares, un nuevo formato que acá todavía no está muy explotado pero que en algunos países ya tuvo cierto éxito».
En cuanto a las actividades de la muestra, habrá una intervención para aprender los rudimentos de la serigrafía sobre textil y hacer la remera propia con imágenes de historieta; se ofrecerá una doble improvisación entre un músico y un dibujante; se proyectarán cortos y largos animados; también se organizó una noche de dibujos en vivo con modelos (las Bacanales).
El principal cruce con la historieta está en el cine. Hay transpaso de personajes y temáticas estéticas, por ejemplo «Sin City», «que para el lector de la historieta implicó ver plasmado en pantalla aquello que ya había leído y conocía, mientras para los cinéfilos o público fue un buen film. La traslación del cine al comic es algo más raro, excepto por los subproductos con meros fines comerciales. Rara vez un comic surgió del cine pues su declinación funciona a la inversa, se confecciona el comic, como algo vendible de otra cosa que funcionó, la película», asegura Dassance.
Hay muchos más cruces, por ejemplo con la música y la tendencia a hacer conciertos dibujados. Esto se verá en el festival y propone la doble improvisación, la del dibujante y la del músico. Lo vienen haciendo Kevin Johanssen y Liniers en su espectáculo en el Konex. También está la propuesta de combinar arte callejero con intervención, en una performance que se realizó ayer en vivo durante el día de apertura. Fueron 16 autores que dibujaron 16 carteleras en el microcentro porteño, ante la mirada de los transeúntes. «Surgió para que el público los viera dibujar en vivo, aunque en estos tiempos de elecciones esas obras pronto serán tapadas por afiches de campaña», bromea Dassance.
Más cruces: con el teatro y la danza, pero no tendrán lugar en la muestra. Por Buenos Aires han pasado la obra teatral de «El eternauta» o «Aquaman», de Diego Velázquez, aunque más que interacción, esta última se inspiró en el héroe de la serie y confeccionó un espectáculo con esos ribetes. También se presenta actualmente «El hombre araña», en teatro para chicos, pero con una propuesta más centrada en lo multimedia y los efectos especiales que en la pregunta por el género o la psicología del superhéroe. Y en el Konex se vio la más experimental y aún inmadura «Bambolenat», con la mano maestra del dibujante de arena quien confeccionaba las imágenes y la historia en vivo, al rimo de la música.
Dassance concluyó: «Con estos cruces la historieta se desencasilla, sale de su encierro histórico y de su registro habitual. Enriquece a otras artes y a la vez se enriquece de ellas».
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