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Las lluvias llegaron tarde para el maíz
Las lluvias caídas en el mes de enero y lo que va de febrero en la zona llegaron tarde para el maíz. Los lotes sembrados en las fechas consideradas como óptimas, entre el 15 de septiembre y el 10 de octubre, cuya etapa de desarrollo y floración coincidió con un severo déficit hídrico, están muy afectados. Tienen muy poco desarrollo, y con espigas pequeñas y baja cantidad de granos en relación con lo usual, y con rindes que no llegan a un 40% del rinde potencial en años normales. Muchos de estos lotes se picaron con destino a forraje de calidad regular. Los maíces sembrados a partir de mediados de octubre mejoran, especialmente los sembrados en diciembre y que presentan un desarrollo normal. Se estima que en promedio los rindes del maíz caerían al menos un 30%.
En cuanto a la soja, las lluvias llegaron justo, pero no evitaron pérdidas en el potencial de rinde. Buena parte de la superficie sembrada con soja de primera en lotes de textura más arenosa y con menor capacidad de retención hídrica sufrió pérdida de plantas. Solo los lotes con mayor potencial agrícola y mejor manejados tuvieron una buena recuperación. Los lotes de fecha de siembra tardía son los de mejor aspecto. Se estima que el promedio de rinde en la zona podría llegar a los 30 qq/ha.
En cuanto a las proyecciones de resultados del cuadro adjunto, y en referencia al trigo, que en la zona promedió cerca de 33 qq/ha, los números dan muy justos. Apenas se supera el rinde de indiferencia de 30 qq/ha en campo propio y no se cubren los costos en siembras en campo arrendado. El problema de los resultados está por el lado del precio. Con un mercado intervenido, el precio FAS de mercado está en 181 u$s/t, muy alejado del precio FAS teórico que se lograría con un mercado en condiciones de libre competencia. Con un precio FOB cercano a los 335 u$s/t, retenciones del orden de 77 u$s/t y gastos de exportación cercanos a 10 u$s/t, el FAS teórico resultante es de 248 u$s/t. La diferencia con el FAS de mercado, de 67 u$s/t, justifica el reclamo del sector agropecuario. El problema solo se arregla con un mercado operando en libre competencia. En el mercado de maíz, si bien la brecha de precios es menor, nada justifica la intervención.
Los resultados proyectados son nominales, pues son la foto del día, y los productores no terminan vendiendo su producción a los precios máximos, sino a promedios más bajos. Los menores rindes esperados se ven compensados en parte por la suba de precios, pero falta aún buena parte de la campaña, y el clima, aun signado por el fenómeno de La Niña, tendrá la última palabra.
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