El aborto, los 70 años de César Aira y sus 100 libros, la última homilía de Bergoglio en Luján, el barrio chino o la Villa 31, llevan a Ariel Magnus desde la actualidad a libros perdurables que se mezclan con sus más diversas creaciones. Porteño que estudió literatura y filosofía en Alemania, traductor, ensayista que revisa las canciones de Patricio Rey, biógrafo de Juan Filloy, autor de unas quince atractivas novelas, varias de ellas premiadas y traducidas a diversos idiomas. Acaba de publicar “Ideario Aira” (Literatura Random House) y “El aborto” (Tren en Movimiento), tras su reciente gira de presentaciones por Suiza y Alemania, dialogamos con él.
"Aira es un erudito que ha logrado una obra libre y muy personal"
Traductor, ensayista y autor de unas quince novelas, varias de ellas preimadas, Magnus acaba de publicar "Ideario Aira", que contiene algunas ideas de sus libros, "esas que impresionan a los lectores".
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Periodista: Sus nuevos libros “Ideario Aira” y “El aborto” parecen estar ligados a la actualidad.
Ariel Magnus: Son dos casos distintos. “El aborto” la escribí hace tres años. Me inspiró el que Uruguay lo legalizara. Me dije: hay que escribir la novela de las parejas de argentinos que van allá a hacerse un aborto. Me permitía hablar de cosas que me interesaban como el tener hijos. Hasta ese momento, ahora nos cuesta recordarlo, era un tema tabú absoluto. La escribí y quedó en la carpeta de los inéditos, cuando Macri dijo que se iba a discutir ese tema salí desesperado a buscar editor, y por eso salió en Tren en Movimiento, una editorial que ni conocía. Me pasó algo parecido con “Luján”, novela que no tuvo trascendencia. Begoglio había sido elegido Papa y yo acababa de terminar la historia de una peregrinación a Luján, que cierra con Bergoglio dando la homilía, que fue la última que dio antes de convertirse en Papa.
P.: ¿Tiene una antena que le permite imaginar lo que va a suceder?
A.M.: Escribo mucho y publico mucho. Escribo más de lo que publico. Comencé a escribir a los ocho años, y mi madre en vez de mandarme a un taller de escritura, que no eran muy comunes en esa época, me mandó a uno de periodismo. Me formé como periodista. Tengo la tendencia, muchas veces, a agarrar un tema. Como soy de fantasear mucho me viene bien tener un tema, un formato para el libro, y a partir de ahí largarme a improvisar. Cuando escribí “Un chino en bicicleta” la mayoría no sabía que teníamos un Barrio Chino. Si tengo una antena es periodística. Y una pretensión de originalidad. Tengo una novela inédita donde Woody Allen viene a filmar a la Argentina, la escribí hace cuatro años, hoy la situación no da ni para que se asome.
P.: En “El aborto” hay una judía filósofa y un actor alemán, discusiones religiosas, el tema “Dink” (double income no kids), la tendencia a la pareja sin hijos, y hasta una secta de “pro vida”.
A.M.: Me costó un montón conseguir esa información. Ahora los “pro vida” aparecen por televisión. “El aborto” trata lo que vamos a discutir cuando se apruebe la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Sobre la libertad individual. De esos fanáticos, que van a seguir. Y tiene una continuación, una novela que se llama “La vasectomía”.
P.: ¿Cómo surge su diccionario del ideario de César Aira?
A.M.: Yo había publicado “Un atleta de las letras”, la biografía literaria de Juan Filloy. Me gusta tener proyectos paralelos metaliterarios. Se me había ocurrido hacer un libro de conversaciones con Aira. Él fue jurado del premio que ganó “Un chino en bicicleta”, y ahí nos conocimos. Quería hablar con él de su obra, libro por libro. No quiso. Yo había pensado un apéndice con algunas ideas de sus libros, esas que impresionan a los lectores. Se lo comenté, y él me permitió hacerlo.
P.: Además, “Ideario Aira” sale cuando Aira cumple 70 años, publica su libro número cien, y se lo reitera como candidato al Premio Nobel.
A.M.: El libro coincide con la intención editorial de celebrar los 70 años. En “Ideario Aira” elegí ideas que están en sus libros como los cuadros que crean las luces de los autos que pasan, el sistema educativo donde los niños comienzan en la universidad y terminan en el jardín de infantes, guantes que provocan virtuosismo musical, las carreras de regularidad que son trampas para anarquistas. Leí sus novelas esperando la sorpresa, el momento genial, sumé los que recuerdo de las que había leído. Cuando tuve las ideas, expuestas por su autor, busqué la forma más absurda de organizarlas: alfabéticamente. Así surgió el diccionario del ideario Aira, una forma de intervenir en la literatura. Me gusta hacer libros lo más extraños posibles. En cuanto al Nobel es para Aira una tortura. El panadero comienza a decirle: vamos César, vamos que lo tenés, y la gente con sus ¿y? “Ahora que tenemos un Papa argentino parece que tenemos que tener un Nobel en literatura”. Aira está traducido a 36 idiomas, tiene por no menos de 7 libros en todos los países. Es el escritor argentino vivo más relevante del momento. Es un erudito espectacular. Y está solo ahí después de la muerte de Piglia. Haciendo lo que quería, desde una libertad a pleno, ha logrado una obra completamente personal. Es muy probable que reciba el Cervantes en breve, y no el Nobel que es un premio más político.
P.: ¿En qué anda ahora?
A.M.: Estuve en la Casa de la literatura de Zurich, en una “Jornadas literarias argentinas”, después anduve haciendo “lecturas” enveladas literarias por Alemania. Ahora he vuelto a una novela sobre los años que pasó Eichmann en la Argentina. La novela da la posibilidad ficcional de entender a una persona, y sobre Eichmann no hay una novela, están los libros de Álvaro Abós, de Bettina Stanghneth (que demuestra cómo mintió durante todo el juicio y dónde pudo engañar sobre su personalidad a gente como Hannah Arendt), las entrevistas que le hizo acá un periodista holandés y que no fueron trabajadas. Se conoce muy poco de lo que Eichmann hizo acá, y ese es el tema en el que estoy.
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