Guatemala - Más de 90.000 guatemaltecos se manifestaron ayer en dos convocatorias opuestas: una, opositora, para pedir justicia por el asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg; y otra, en apoyo al presidente Álvaro Colom, acusado por aquél de ordenar su muerte.
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En un video grabado tres días antes de su asesinato, el prestigioso letrado, de 47 años de edad, afirma que Colom, su esposa, Sandra Torres y el secretario gubernamental, Gustavo Alejos, habían ordenado su ejecución.
Llegados de los lugares más apartados del país, más de 40.000 personas, según los organizadores, colmaron la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional de la Cultura, para apoyar a Colom. «Estamos acá para defender la democracia y el estado de derecho», señaló Juan Alfaro, secretario general del socialdemócrata partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
Según la prensa local, quienes apoyaron al mandatario, en su mayoría campesinos pobres que son beneficiados por los programas de asistencia del Gobierno y habitantes de villas miserias, fueron trasladados con engaños por los alcaldes y gobernadores.
«Yo vine con mi familia desde Totonicapán (oeste) para apoyar a Colom. Nadie me pagó ni me ofreció nada a cambio. Lo que dicen los ricos sobre que nos pagaron son puras mentiras. Lo que ellos quieren es botar al presidente de los pobres», afirmó Sebastián Axuj, un indígena que portaba una foto gigante de Colom.
A menos de dos kilómetros de distancia, en la Plaza Italia, otro grupo de cerca de 40.000 guatemaltecos, según sus propios datos, pedían la renuncia del mandatario. Los opositores a Colom repartieron miles de panfletos y pidieron firmas de los participantes para respaldar un documento que presentarán hoy al Parlamento, en el que pedirán el retiro de la inmunidad a Colom. Observadores destacaron la ausencia de enfrentamientos.
Los manifestantes, que marcharon vestidos de blanco, eran en su mayoría habitantes de las zonas urbanas, integrantes de las clases medias y altas de la sociedad, y estaban dirigidos por líderes empresariales y políticos de oposición.
«Esto no es un pulso de ricos contra pobres, es la expresión del pueblo que está harto de tanta violencia, impunidad y corrupción. Queremos que renuncie Colom y que se vaya preso, para que Guatemala cambie», aseveró Juan Carlos Sagastume, un estudiante de Comunicación.
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