Más carnaval que Bolsa

Menos mal que en algunas zonas el Rey Momo no tuvo visa para instalarse y anular actividades, porque además de nuestros dos feriados locales, también el Bovespa clásico quedó oculto detrás de los festejos. Y, de paso, en Asia no se operó por su propio feriado. Y lo que sí actuó lo hizo de modo debilitado, con el Dow Jones siempre morando en la cornisa y acusando un ligero desnivel en contra. En tanto los de Europa, sin nada de donde poder colgarse, vieron saldos negativos en mayoría, salvo París y Londres, muy tenues ambos. Lo peor pasó por la plaza madrileña, con el 1,2% de caja, con un 0,8% Milán y Fráncfort un sobrio 0,2%. El mercado de Atenas sufrió un 0,9%.

Por lo visto, nada quedó como sedimento positivo, en tren de poder copiar para el reinicio de Buenos Aires y el fin de semana largo: posee la utilidad de poder reflexionar -los operadores e inversores- sobre el vértigo alcista que se vivió durante dos meses. Seguido de una semana netamente bajista -más del 7%- y que no reconoció todavía una meseta segura.

El viernes se produjo un intento en el ámbito local, por tratar de ir hacia los feriados: con una imagen más acomodada. En síntesis, ver la posibilidad de dibujar un «rebote» y que reine mayor tranquilidad para un ambiente que se vio -en muchos pasajes- atosigado por las partidas vendedoras. En tal sentido, si hay que rescatar un aspecto más positivo fue, justamente, que el volumen se contrajo y la liquidez extrema se fue adelgazando por parte de la oferta. A pesar del recorte, todavía el Merval se «florea» con ganancia del 15% en el año (supo estar con un 23%, hasta la primera rueda de febrero) y con amplia distancia sobre sus competidores. Lo que deja todavía más terreno expuesto al «descreme», pero con la semana anterior que sirvió para mesurar los mínimos. Hoy, todavía con las «mascaritas». Mañana, sin disfraz. La Bolsa, serpentina.