28 de julio 2016 - 00:00

“Me apasiona investigar a gente desconocida”

A partir de dispositivas encontradas en una caja tirada en una calle del barrio de Balvanera, el director mexicano recreó el recorrido por el País Vasco de una familia en los años 70.

Pascoe.  La antropología es muy bonita como área de conocimiento y llevarla a las artes es algo muy fecundo”.
Pascoe. La antropología es muy bonita como área de conocimiento y llevarla a las artes es algo muy fecundo”.
Hace ocho años, el director Adrián Pascoe dejó su México natal para instalarse en Buenos Aires. Aquí creó y estrenó algunas de sus obras de "teatro documental". Entre ellas, "Mi única fe" (2013), donde retrató con pasión detectivesca las andanzas de una estudiante turca de ciencias políticas que vino a recabar información sobre Juan Domingo Perón, y "El joven elefante" (2014), protagonizada por un veinteañero de San Isidro -fallecido este año- que vio frustrada su vocación de rugbier por padecer el síndrome de Proteus.

En "Astrónomos vascos", pieza que se exhibe los viernes a las 21, en El excéntrico de la 18 (Lerma 420), Pascoe volvió a entrelazar la realidad con la ficción y la investigación científica; esta vez a partir del hallazgo en el barrio de Balvanera de una caja de diapositivas encontrada en la calle junto a otros objetos. Ese material le permitió recrear junto a sus actores (Edgardo Ibánez y los españoles Aitor Miguens y Karmen López Franco) el recorrido turístico por el País Vasco, a principios de los 70, de un matrimonio y su hija. La fantasía de unas felices vacaciones en familia se verá ensombrecida por ciertos datos de la investigación que echarán luz sobre el verdadero motivo de este viaje.

Periodista: Buscaba nuevos personajes y los descubrió en 72 diapositivas.

Adrián Pascoe:
Fue la vez que más me metí con gente que no conocía y de hecho nunca llegué a conocerlos. Además del padre, la madre y la hija aparecen otros familiares: primos, sobrinos, una tía monja... Estas diapositivas tenían mucha información y nos permitieron descubrir cómo se vincula esta familia, cómo se miran, se agrupan, quién es tímido, quién tiene el poder... La proyección de esas diapositivas que son muy hermosas le da a la puesta un clima más cercano al cine que a la fotografía.

P.: Y una impronta más "retro" y artesanal.

A.P.:
Tienen que ver con la estética vintage, pero además tienen una cualidad muy interesante y es que la información que nos permite ver esa luz proyectada, es información vieja, de otro tiempo. Lo mismo que sucede cuando miramos el cielo, vemos estrellas que ya han muerto pero de las que hoy nos llega su antigua luz. Yo creo que hay un punto de encuentro, donde la fotografía es en términos fácticos una parte de la astronomía. Eso que vemos en una diapositiva es luz proyectada a través de micas antiguas que nos permiten viajar en el tiempo y percibir como presentes sucesos del pasado.

P.: La obra ofrece varios datos de astronomía.

A.P.:
Es como un curso astronómico general que va en paralelo con una conferencia sobre el hallazgo de estas diapositivas y demás objetos, más la investigación posterior. Es como una cascada de hipótesis. Algunos datos son bastante fuertes, otros sólo son conjeturas. Aquí puse más ahínco en la ficción que en las obras anteriores. También tomamos algo de la técnica de constelaciones familiares, una terapia alternativa que se utiliza para reparar vínculos. A través de esta técnica, los actores tomaron la información que les daba el cuerpo al imitar los gestos y posturas que veían en las diapositivas y al encarnar roles del género opuesto. Todo eso tuvo un efecto sobre la poética de la obra.

P.: Usted se recibió de filósofo en México, pero parece más interesado en la antropología...

A.P.:
Me apasiona investigar a gente desconocida. No sé cómo llamarlo investigación, chisme, psicoanálisis... Pero creo que en estas historias anónimas están las claves de lo humano. La antropología es muy bonita como área de conocimiento y llevarla a las artes es algo muy fecundo.

P.: No es casual que elija historias de gente en tránsito o que busca un lugar de pertenencia. ¿Cómo lo vive usted?

A.P.:
¡El desarraigo es un estado tan particular! No hay kioskero que no me pregunte: "¿de dónde sos?". Uno se habitúa porque no queda otra opción, pero es agotador. Y lo peor es que cuando vuelvo a México -y como soy bastante blanco-, a veces voy por el DF y de pronto me tiran un "hello, do you want to come my friend?" Eso no me gusta nada y a veces contesto: "¡Soy de Mixcoac, papá, el lugar de los serpientes!".

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