6 de septiembre 2017 - 00:00

Michael Caine, recordando sin ira

En “Mi generación”, vista en el Festival de Venecia, el legendario intérprete de origen proletario calificó a la clase obrera inglesa de los 60 como heroica.

Caine.”Habíamos ganado la guerra, pero no la paz. La clase obrera tomó las riendas de la cultura. Hoy, lamentablemente, nada queda de eso”.
Caine.”Habíamos ganado la guerra, pero no la paz. La clase obrera tomó las riendas de la cultura. Hoy, lamentablemente, nada queda de eso”.
Venecia - La vasta carrera de Michael Caine se inició a mediados del siglo XX, en el momento en el que la clase obrera comenzó a escribir obras: "eran héroes", exclamó ayer el famoso actor en el Festival de Venecia, donde presentó un documental sobre su generación. "Yo surgí como actor cuando la clase obrera comenzó a escribir", señaló el intérprete durante la presentación en la Mostra de "My Generation", un documental para el que ha puesto la voz, dirigido por el cineasta David Batty.

En aquel Londres gris y posindustrial tomaron las riendas de la escena cultural los herederos del antiguo proletariado, entre los que el Caine destacó al Nobel Harold Pinter y al dramaturgo John Osborne, con su célebre "Look Back in Anger" (Recordando con ira, 1956). "Habíamos ganado la guerra pero no la paz. Aquellos eran héroes de la clase obrera que buscaban su lugar", celebró Caine, para después lamentar que, con el paso de los años, esta clase social "parece simplemente desaparecida" en Reino Unido. El documental es un mosaico de la escena cultural del Londres de la década del 60, una ciudad poblada por jóvenes que se habían cansado de las "aburridas" y patrióticas generaciones anteriores, inundada por la ola del pop y el rock.

Basado en relatos en primera persona y en imágenes de archivo, "My Generation" muestra el nacimiento de una nueva cultura de la que surgieron artistas que marcaron una época como The Beatles, Twiggy, David Bailey, The Who o The Rolling Stones. "Por primera vez en la historia, los jóvenes de la clase obrera luchaban por sí mismos y decían: 'estamos aquí y no queremos irnos", relata en un momento de la película Caine, "cockney" hijo de un vendedor de pescado y de una trabajadora doméstica.

Era tan fuerte aquella división de clases, asegura, que su vida como actor no habría comenzado de no ser porque le hizo la prueba un director estadounidense, Cy Endfield, para un papel de teniente en la película "Zulú" (1964).

Nacido con el nombre de Maurice Joseph Micklewhite, rápidamente le pidieron que cambiara su apellido porque era "impronunciable". "Estaba en Leicester Square y debía responder rápidamente: miré los títulos de las películas, en uno figuraba 'El motín del Caine', y en el otro 'La carga de los 101'. Elegí Caine". recordó. "Un director británico nunca le habría dado ese papel a un joven de orígenes pobres como yo", asegura ante la cámara. La sociedad era tan "snob", en sus palabras, que cuando iba al cine solo veía películas de guerra que fueran estadounidenses ya que sólo esas mostraban historias de "soldados simples", mientras que el cine británico tenía predilección por los altos rangos. E incluso los locutores de la radio de la BBC se ponían el esmoquin para dar las noticias de la tarde a pesar de que, evidentemente, nadie podía verlos. "No teníamos nada que ver, así que tuvimos que crearlo", dijo. Y fue entonces cuando todo cambió e irrumpió aquella bocanada de aire fresco, con la creación de una escena cultural que actuaba de forma "colectiva" al acudir a los mismos lugares y que llegó inclusive a ser vista como una amenaza contra el sistema establecido.

"Aunque no todos los artistas eran de Londres, todos se juntaban en los mismos lugares, en un club. Efectivamente no conocí a nadie de los sesenta que no se convirtiera en famoso y que al principio no eran nadie. Todos se hicieron famosos tarde o temprano", rememoró.

A los 84 años, Caine aseguró que "si tuviera que retroceder en el tiempo volvería a hacer exactamente lo mismo" pues, ante todo, se considera "la persona más afortunada del mundo. Una vez alguien me preguntó si creía en Dios y respondí que sí. Cuando preguntó por qué, le dije que si hubiera tenido mi vida también creería porque no había ninguna razón por la que, por mis orígenes, debiera estar aquí hablando con ustedes", dijo en la rueda de prensa. "Ocurrió de ese modo no porque fuera listo, sino porque tuve suerte. Fue el momento", reconoció.

Mirando al futuro, el actor mostró su interés y fascinación por las nuevas tecnologías y las generaciones actuales y negó que, a su edad, ya lo sepa todo: "se aprende hasta el momento de la muerte, dado que el mundo ha cambiado totalmente". En la rueda de prensa el actor volvió a manifestar su apoyo a la salida de Reino Unido de la Unión Europea: "Estoy a favor del Brexit porque prefiero ser pobre pero dueño de mi destino que ser pobre por culpa de Bruselas", manifestó. Caine cerró su participación en el acto parafraseando a Winston Churchill como un consejo ante las adversidades de la vida, como queriendo subrayar la razón de su constante éxito: "si usted está cruzando el infierno, simplemente continúe".

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