7 de agosto 2017 - 00:46

Molière, nuestro contemporáneo

• CORINA FIORILLO LLEVÓ A ESCENA EN EL TEATRO REGIO EL CLÁSICO "EL AVARO"
Su personal versión, que cita a los capocómicos de hace tres décadas, está protagonizada por Antonio Grimau en el famoso papel de Harpagón.

Corina Fiorillo. “No me interesaba traer al clásico y hacerlo local; sí busqué la manera en que Molière contaría hoy la historia de su avaro”.
Corina Fiorillo. “No me interesaba traer al clásico y hacerlo local; sí busqué la manera en que Molière contaría hoy la historia de su avaro”.
"Intenté que Molière fuera cercano y no un texto de hace 400 años. Su nivel de inteligencia era tal que su obra contiene el ABC de cualquier comedia", dice Corina Fiorillo, quien adaptó y dirige "El avaro" en el Regio, con un elenco que integran Antonio Grimau, Nelson Rueda, Iride Mockert, Silvina Bosco, Marcelo Mazzarello, Julián Pucheta, Edgardo Moreira, Maia Francia, Nacho Vavassori, Lisandro Fiks, Hernán Lewkowicz, Martín Portela y Mercedes Torre. Fiorillo tiene otras tres obras en cartel, "Tebas Land" y "Nerium Park" en Timbre 4, y "Miembro del jurado" en el Teatro del Pueblo. Y dirigirá la primera obra teatral de la productora de Sebastián Ortega, Underground, para el Cultural San Martín. Dialogamos con ella.

P.: ¿Cuáles son los temas de "El avaro" y qué destaca en su adaptación y puesta?

Corina Fiorillo: El tema central es el poder y dónde colocamos nuestros objetos de deseo, si el énfasis está en el dinero o en los afectos. Y cómo nosotros también alimentamos a esas personas que solemos criticar pero frente a ellos los elogiamos, porque son los que detentan el poder. La obra también habla de las malas búsquedas de afecto, porque Harpagón, el protagonista, es una persona tierna pero mal encauzada; quiere que lo quieran, tiene esa gran ilusión con una niña joven y un gran miedo a no ser querido. Mi intención fue que Molière tuviera la vigencia que ha tenido, que en su época fue un teatro muy popular con mucha llegada. Me propuse ser fiel a su espíritu pero en la época actual; quiero decir, no me interesaba traer al clásico y hacerlo local; sí busqué la manera en que Molière contaría hoy esa historia.

P.: ¿Y cómo cree que lo haría?

C. F.: Con rasgos que tienen que ver con la comunicación directa. En mi puesta no existe la cuarta pared y en todo momento el público es cómplice activo. Para eso tomamos rasgos de la comedia del arte; hay algo de clown, homenajes a la comedia y a los capocómicos de hace unos 30 años. Sobre todo, hay complicidad con el público para que quede dentro de la historia. Creo que Molière habría cantado este texto y eso hice, hay fragmentos con escenas completas de Molière musicalizadas y cantadas. La historia de un padre que quiere mandar a casar a sus dos hijos puede ser actual, pero lo que atrapa es que todo se vive como una suerte de fiesta popular en la platea. Tuvimos una función para gente de la tercera edad y desde la platea contestaban a los actores. Sentí que era una misión cumplida.

P.: Es el regreso de Antonio Grimau a un protagónico. ¿Cómo fue el trabajo con los actores?

C. F.: Los trece forman un dream team. Trabajaron como negritos, ensayamos dos meses de martes a domingos, seis horas diarias, hasta un domingo que no había sala, ensayamos en un pasillo. Este es un elenco todoterreno.

P.: ¿Como ve el circuito oficial de teatro?

C. F.: Este año tuvimos grandes cosas. Vi la maravilla de "La terquedad" en el Cervantes con uno de mis hijos de 23 años y los dos de pie aplaudimos a sala repleta. Celebro que el teatro oficial haga esa apuesta, que tenía todas las contras desde el formato de la producción: 3 horas de duración, no es una comedia, tiene un texto enorme y complejísimo, pocas figuras conocidas, escenografía carísima para el formato de producción actual y aun así fue un éxito con entradas agotadas. Hay algo que tenemos que repensar. En el San Martín hay obras como "La farsa", en el Regio se arrancó con Discépolo y ahora Molière. Esa es la función que tiene el teatro oficial, con actores y textos que no se ven en el ámbito privado. A sala llena con días a 85 pesos es la única manera en que todos podemos tener igual derecho para consumir teatro porque el teatro comercial es para pocos.

P.: Dijo que hay algo que se debe repensar. ¿A qué se refiere?

C. F.: El teatro comercial lucha desesperadamente porque el país está barranca abajo en lo económico. Entonces prueban géneros, prueban menos personajes, intentan ir a lo seguro con obras de afuera pero el éxito es fortuito. Vengo de trabajar en España y el público es muy diferente, así que lo que funciona allá puede no hacerlo acá. Sacando fenómenos como "Toc Toc" que va bien en todos lados porque es un estereotipo social, el resto puede no funcionar. Hay que apostar a textos que uno lee y dice "es una bomba"; no hay que temer a los textos largos. Por ejemplo "Tebas Land" que trata sobre un parricidio, un preso y un escritor, uno se preguntaba "¿Va a pegar?". Tiene una brutalidad de texto y explota. No agregamos funciones porque no hay más lugar en la sala.

P.: ¿Y qué puede decir de la escena alternativa?

C.F.: Soy parte del off de toda la vida y lo sigo siendo. En el off todavía está nuestro semillero y creo que el teatro estatal debería tomar esa posta de ser semillero.

P.: ¿Qué destaca para ver en teatro?

C. F.: "Próximo", la última obra de Claudio Tolcachir, tiene una dulzura que no se ve en teatro. Me parece genial la idea de dos actores que no tienen contacto visual en toda la obra. Me gustó "La savia" con Mirtha Busnelli de Ignacio Sánchez Mestre. También "No daré hijos, daré versos", "El amor es un bien", "La Pilarcita" de María Marull, muy honesta en su búsqueda, como Paula, sinceras en la entrega que tienen, llegan al alma porque son francas en lo artístico.

P.: ¿Próximos proyectos?

C.F.: Estoy por arrancar con dos obras para Timbre 4, "Juicio a una zorra" de Miguel del Arco, para febrero, y un monólogo también de Sergio Blanco entrelazado con Tebas Land, con Gerardo Otero. Además voy a dirigir la primera producción teatral de Underground, "Jardín de invierno", con Silvina Bosco en el Cultural San Martín, y en Córdoba "Seis personajes en busca de autor".

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