El miércoles, en Mar del Plata, Cristina lució un tapado que parecía un par de talles más grande que lo aconsejado.
Es tiempo ya de empezar a lucir tapados, camperas, ponchos y sacos, esos que cada vez menos pueden usarse en un país donde el calor se perpetúa. Pero ni siquiera el abrigo más caro y exclusivo puede remediar un look indisciplinado. La ansiedad habrá llevado a Cristina de Kirchner a pensar que lo mejor era aprovechar los primeros fríos para desplegar su ajuar invernal. Y esperó a esta semana para desfilar con sus novedades basándose en un termómetro que venía en descenso. Sin embargo, el clima la traicionó y exhibió demasiado abrigo para estos días, donde la temperatura no fue tan baja. Además, el recurso le sirvió para reafirmar su impronta rebelde -ya no tanto en sus discursos, pero sí en la ropa-. En el ajuar de la dama ni los abrigos parecen estar hilvanados bajo la misma inspiración.
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Los hubo de diversas texturas y colores, pero uno se destacó sobre el resto: el que usó el miércoles en Mar del Plata. Justo ella que, como la mayoría de las argentinas, tanto admira los modelos apretados que marcan las curvas -muy diferentes de los rectos que prefieren las europeas-, usó un tapado extremadamente holgado, prácticamente dos talles más grande que su medida. De tan abultado parecía heredado de alguna tía de caderas prominentes.
Hay varias celebridades locales que adhieren a un muy pensado estilo desalineado, con el que pretenden fingir que se pusieron lo primero que encontraron para alimentar una imagen rebelde. Curiosa tendencia que militan las más jóvenes como Celeste Cid, Juana Viale, Leticia Brédice, Eugenia Tobal y Vanesa González, que ocultan su belleza detrás de prendas que no combinan entre sí y que parecen compradas en ferias americanas de lo poco cuidadas (y eso que canjes no deben faltarles). Claro que nadie se imagina a Cristina de Kirchner revolviendo los canastos de las ferias.
Igualmente, no se trata de un mal que afecte exclusivamente a las damas locales. También en Europa y en los Estados Unidos hay famosas como Drew Barrymore, Kate Moss y Katie Holmes que se rebelan contra los protocolos del buen gusto e intentan romper con el mote de divas vistiendo desprolijas.
Todo un tema digno de ser analizado por los psicólogos. Pero en el caso de la Presidente, es una lástima que haya desperdiciado ese delicado estampado pied de pule -que hace furor esta temporada- en la gama de los beige y azul marino, que se deslucía por culpa del efecto extra large del tapado.
Además, debería saber la mandataria que en su caso, para disimular las caderas, lo mejor es inclinarse por aquellos que tienen un corte a la cintura, cuya falda se abre en línea «A». Tampoco fue acertado el largo, casi hasta los tobillos, un lujo que sólo pueden darse las más altas. Por suerte para ella, tendrá todo el invierno para probar otras opciones.
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