El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, no quiso hacer comentarios sobre el responsable de la filtración dado que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) abrió su propia pesquisa sobre el asunto.
"Sabemos que hay varios actores, tanto estatales como criminales, que buscan puntos vulnerables en la seguridad cibernética de Estados Unidos y eso incluye a Rusia", admitió Earnest en su conferencia de prensa diaria. No obstante, el portavoz no quiso respaldar los informes que apuntan al Gobierno de Vladímir Putin y se limitó a asegurar que el FBI investigará el caso "cuidadosamente". Además, afirmó que es posible que la policía federal no haga públicas las conclusiones de su investigación, dado que antes de hacerlo tendrá que determinar si eso es "beneficioso" para los intereses del país.
Earnest reconoció que "algunas entidades del sector privado" sacaron conclusiones sobre la filtración, pero que el presidente, Barack Obama, prefiere que se lleve a cabo una investigación oficial y que por el momento no hubo contactos oficiales entre EE.UU. y Rusia sobre el tema.
El jefe de campaña de Clinton, Robby Mook, había asegurado el domingo que había recibido información de expertos, según la cual "actores estatales rusos irrumpieron en el DNC, se llevaron todos esos correos electrónicos" y los filtraron a través de WikiLeaks.
Mook opinó ayer que el objetivo de los piratas rusos era ayudar al candidato republicano, Donald Trump, y recordó que la filtración se produjo justo después de que ese partido cambiara su programa político "para hacerlo más prorruso".
"No creo que sea una coincidencia que estos correos electrónicos salieran a la luz en vísperas de nuestra convención (demócrata en Filadelfia) y creo que eso es preocupante", afirmó ayer Mook a la cadena CNN.
La campaña de Trump salió a criticar esos argumentos y negado cualquier implicación en la filtración, que se produjo el viernes, cuando WikiLeaks aseguró tener en su poder 19.252 correos electrónicos del DNC.
Agencia EFE |
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