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Obama se dispone a dar batalla
En nuestra opinión, luego de las distintas políticas monetarias y fiscales adoptadas por el Gobierno de George W. Bush, a la nueva administración no le quedaban más herramientas para combatir la gravísima situación heredada; es decir, en la economía real: recesión económica con caída del producto en el cuarto trimestre (3,8%), fuerte destrucción del empleo e índices de confianza en niveles mínimos; en el sector financiero, una restricción de préstamos («credit crunch») cada vez más aguda.
El programa, conceptualmente, es el siguiente: el Plan Fiscal tiene como objetivo recuperar el sector real; esto es, generar empleos (3.500.000) y su correlativo aumento en el consumo y la inversión. Por su parte, el Plan de Estabilidad presenta como meta eliminar en el área financiera la restricción de crédito y generar, en consecuencia, un nuevo flujo de préstamos hoy inexistente en el sector privado. Ambas estrategias, actuando en simultáneo, tendrían la posibilidad de restaurar la confianza y revertir la actual situación de crisis.
Sin ahondar en detalles, el Plan Fiscal es un ortodoxo programa de estímulo al nivel de actividad económica, consistente en un fuerte incremento de la inversión pública y una amplia reducción de impuestos.
Objetivo
Por su parte, el Plan de Estabilidad anunciado ayer por el secretario del Tesoro -Timothy Geithner- tiene como objetivo prioritario superar el actual estancamiento de la oferta de créditos. En efecto, es bien sabido que de no recuperarse el otorgamiento de nuevos créditos, las medidas fiscales por sí solas no serían suficientes para doblegar la recesión. El plan, sin duda el mayor de la historia económica mundial, presenta cuatro estrategias: fortalecer el capital de las entidades, eliminar sus «activos tóxicos» de manera de limpiar y fortalecer los balances, incrementar los préstamos directos de la Fed al consumo y a las empresas y, finalmente, evitar un deterioro aún mayor del sector inmobiliario mediante planes de extensión de plazos, bajas preferenciales de interés, etcétera.
En síntesis. La administración ha jugado, rápida y enérgicamente, todas las herramientas que aún estaban a su disposición. El ataque contra la caída del nivel de actividad real y la restricción crediticia sin duda será frontal y, en nuestra opinión, es el camino adecuado. La reacción negativa de los mercados en el día de ayer es probable que se deba a la incertidumbre respecto de la eficacia y rapidez de la implementación de los programas y, sobre todo, a la fuerte necesidad de fondos que los mismos implican. Es de esperar que la operación sea correcta y que el aporte de los fondos, públicos y privados, sea eficientemente financiado. Si éste fuera el caso, sería alta la posibilidad de que la situación comenzara a revertirse hacia fines del segundo semestre.
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