Pilar Wolffelt
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Finalmente, el Banco Central dispuso ayer una nueva suba de la tasa de política monetaria de 300 puntos básicos. Así lo definieron los miembros del directorio en el marco de la reunión habitual de los jueves, que se realizó en una jornada marcada por la tensión cambiaria y por encuentros del presidente Alberto Fernández con el ministro de Economía, Sergio Massa, y con el titular del regulador monetario, Miguel Pesce.
Así, la nueva tasa nominal anual (TNA) del plazo fijo tradicional y de las Leliq a 28 días (que marca la tasa de referencia) queda fijada en el 81%, con una tasa efectiva anual (TEA) del 119,42%, lo que equivale a un rendimiento mensual de 6,75%.
“El BCRA hizo un ajuste de tasas no tan agresivo con respecto a lo que esperaba el mercado y a la inflación proyectada”, evaluó respecto de la decisión el economista de EcoGo Sebastián Menescaldi. Y es que, en la City, los analistas ya anticipaban que la nueva suba de tasas sería este jueves y arriesgaban un alza de entre 200 y 500 puntos básicos, que finalmente se confirmó en los 300 puntos básicos.
Para Menescaldi, la decisión del BCRA responde a una intención de “ser cautos, teniendo en cuenta el efecto de la tasa sobre el excedente de pesos y para no abusar de la herramienta de política”. Y consideró que, probablemente, el Gobierno deberá darle mayor uso a este instrumento a medida que se vaya agudizando la dolarización de la economía, fenómeno que se suele acentuar hacia las elecciones.
¿Suficiente?
Para el economista Federico Glustein, por su parte, “claramente, con la medida, el BCRA se queda corto”. Y explicó que su postura radica en el hecho de que, con esta alza, la tasa efectiva mensual queda en el 6,7%, mientras que la inflación pasada resultó 7,7% (es decir, un punto porcentual por debajo).
Y, por otro lado, consideró que, comparado con la paga de tasas de la licitación del Tesoro de este miércoles, que resultó en una anualización del 132%, parecería que “se han quedado cortos con los instrumentos de TEA a 119%”. Así, según su opinión, teniendo en cuenta la fuerte presión que se observa sobre los financieros y el blue, que vienen al alza en los últimos días, “se esperaba una respuesta mayor, de por lo menos 500 puntos, para enviar un mensaje más contundente al mercado”.
Sucede que, en rigor de verdad, en el último tiempo, los ajustes de tasa que vino haciendo el BCRA solo sirvieron para frenar la dolarización, pero no alcanzaron para controlar la inflación.
Rumbo
Sin embargo, el BCRA viene demostrando su voluntad de mantener las tasas lo más positivas posibles respecto de la inflación, pero sin sobre-reaccionar a datos que, considera, pueden ser transitorios, y teniendo en cuenta que la perspectiva del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) anticipa una caída en el ritmo inflacionario hacia adelante, ya que prevé un índice de precios al consumidor (IPC) en torno al 6% para los próximos meses.
Con todo, se trató del segundo ajuste de tasas que realiza el BCRA este año (y por segundo mes consecutivos). El primero fue a mediados del mes pasado, cuando, después de seis meses sin cambios, finalmente resolvió elevar las tasas del 75% al 78% TNA (con una TEA del 113%). En tanto, la de pases, la de la línea de inversión y la de tarjetas quedaron sin cambio.
Según explicó el economista de Invecq Juan Pablo Albornoz, la única razón de peso que hubiera tenido el BCRA para no avanzar en una suba de tasas sería la perspectiva cuasifiscal, ya que la implementación de este tipo de políticas lo que hace es incrementar los pasivos del BCRA, que se ve obligado a pagarles más intereses a los bancos por las Leliq como consecuencia del incremento de los índices de rendimiento de esos instrumentos.
Pero, consideró que “con la aceleración inflacionaria del último trimestre, los precios volvieron a correr a un ritmo trimestral del 120% anualizado, algo que no se veía desde julio-septiembre en plena crisis macrofinanciera”. Y, así, señaló que, a pesar del costo cuasifiscal en el que está atrapado el Central, no subir las tasas te puede afectar la ya baja demanda de pesos.
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