Reinicio que mete miedo

Cuando se podía esperar desde el flanco habitual los permanentes altibajos que acosan a los índices de Wall Street, el mundo bursátil se encontró con una pesada mano que vino de costado y le dio justo en la cabeza. De tal modo se constituyó un verdadero «lunes negro», a los que ya nos habíamos desacostumbrado de ver.

Y el golpe durísimo provino de los asiáticos, al parecer con ciertos temores crecientes por economías regionales -además de desconfiar de la norteamericana- que produjo un impacto cercano al 6% de rebaje, en la que viene resultando la exitosa Bolsa de Shanghai. Desde allí se expandió a Nikkei, a Singapur, creándose un verdadero «agujero negro», y donde la materia bursátil cotizante fue velozmente absorbida.

El índice Dow derrapó en torno del 2%, más cerca del 3% lo del Bovespa brasileño, siguiendo en línea con ello los centros europeos. A todo esto, hubo un mercado que se salvó de la guillotina del lunes: justamente, el de Buenos Aires y a quien pocas veces el feriado le vino tan oportuno. En verdad, hubiera convenido seguir quedando fuera del circuito un tiempo más. Pero, hay que salir al ruedo, cargando la pesada mochila de tener que adecuarse a la realidad de ayer y casi asegurando bajas con retardo.

La apertura de China, previa a los demás, dará la primera señal de lo que cabe aguardar del día. La chance: que en el exterior surja algún tipo de «rebote» inmediato, como para suavizar los ánimos del operador local. De lo contrario, el reingreso del Merval es para tener temor de «alerta roja» y soportando presión vendedora surtida. Fecha rodeada de temblores y rociada de adrenalina.

La Bolsa, con el casco.