2 de junio 2010 - 00:00

Reunión (poco útil) entre la UIA y CGT

Antonio Caló (UOM), Héctor Méndez (UIA), Omar Plaini (Canillitas) y José Luis Lingieri (Obras Sanitarias), al ingresar al desayuno que compartieron en la sede de la central fabril.
Antonio Caló (UOM), Héctor Méndez (UIA), Omar Plaini (Canillitas) y José Luis Lingieri (Obras Sanitarias), al ingresar al desayuno que compartieron en la sede de la central fabril.
Héctor Méndez, titular de la Unión Industrial Argen (UIA), pidió ayer «no entrar en la psicosis» en relación con los pedidos de aumentos de sueldo. Su prédica no fue oída del todo: casi en simultáneo, el gremio de los visitadores médicos anunció que reclamará una suba del 42% cuando se abra su paritaria.

Méndez habló a la salida del desayuno que compartió con dirigentes de la CGT -la tercera que mantienen en el último mes las cúpulas de ambas entidades- en la sede de la central fabril. Allí el empresario plástico repitió que «no hay que crear una psicosis ni entrar en una carrera que no le hace bien a nadie. Hablé del peligro de aumentar salarios cuando se pide un 40 o un 50 por ciento, y ya hubo subas del 35 por ciento».

El dirigente industrial se pronunció por una suba de «veintipico por ciento»; en la intimidad explicó que el «pico» debería depender de cuán atrasado esté cada sector. También reclamó que el ministro Carlos Tomada actúe y que alguien desde el Gobierno ponga un límite a esta carrera por los salarios.

«Hay que entender que nosotros tenemos los mismos intereses, no existen empresas sin trabajadores ni trabajadores sin empresas y por eso es importante dialogar», dijo Méndez.

Además representaron a la UIA José Ignacio de Mendiguren (indumentaria), Osvaldo Rial y Pablo Challú (UIPBA), Juan Carlos Sacco (gráficos) y su director ejecutivo Martín Etchegoyen. Por la CGT concurrieron Antonio Caló (UOM), José Luis Lingieri (Obras Sanitarias), Horacio Ghilini (docentes privados) y Juan Carlos Schmid (dragado y balizamiento).

Fue justamente el metalúrgico quien se mostró más preocupado ante el avance de los reclamos que superan largamente el porcentaje de aumento pactado por su gremio. «La estamos corriendo de atrás», dijo en referencia a los reclamos de sus «enemigos» Armando Cavalieri (mercantiles, que piden casi un 32%), Luis Barrionuevo (gastronómicos, que rondan el 35%) y Rodolfo Daer (Alimentación ya cerró en un 35%). Todavía no se conocía el reclamo de la AAPM (visitadores médicos), miembro de la CTA, pidiendo un 42%, lo que podría convertirse en un nuevo patrón para los reclamos que se vienen. De hecho, este gremio que encabeza Ricardo Peidró lanzó un plan de lucha a partir de mañana.

Cabe recordar que Hugo Moyano había aceptado cerrar en cerca del 19% al 20% la suba para sus camioneros, una cifra que quedó aplastada por lo que ya consiguió Alimentación: casi el doble.

De Mendiguren le dijo a este diario: «Ante lo que está pasando, creo que con la CGT debemos dar un mensaje claro de que estamos dialogando, tratando de encontrarle una solución a este problema que es de ambos sectores». Se refería, obviamente, a la tan temida «puja distributiva» y -sin mencionarlo- a los fantasmas de Lorenzo Miguel y Celestino Rodrigo. Los entonces secretario general de la UOM y ministro de Economía pactaron en 1975 un aumento que debía ser el techo para todas las actividades; la avalancha de conflictos forzó al Gobierno a conceder mayores incrementos y eso derivó en el rodrigazo.

Sin embargo, el problema dentro de la UIA tuvo una nueva manifestación ayer, cuando cuatro de los mayores grupos económicos que actúan en su seno, Arcor, Ledesma, Techint y Aceitera General Deheza, no participaron del encuentro con la CGT y tampoco del almuerzo con el presidente del Banco Nación, Carlos Fábrega.

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