Con el segundo día de ataques, Rusia aceleró ayer los bombardeos contra los enemigos de Al Asad, continuando con lo que muchos observadores calificaron de una "limpieza" de opositores al régimen sirio.
Rusia, uno de los principales apoyos del presidente sirio en el mundo, aseguró que sus últimos golpes alcanzaron cuatro objetivos del EI, que controla amplios territorios de Siria e Irak. Moscú anunció la destrucción de una base "terrorista", así como de un depósito de armas, un centro de comando y una fábrica de coches bomba. Pero según una fuente de seguridad siria, los ataques iban dirigidos contra el llamado Ejército de la Conquista, una coalición de rebeldes que incluye el Frente Al Nusra (rama de Al Qaeda) y que tiene al EI como principal enemigo. El miércoles, informaciones similares dieron cuenta de que los blancos no habían sido yihadistas e, incluso, se habló de muertes de civiles.
Ayer, el presidente ruso, Vladímir Putin, descartó esas acusaciones y las calificó de "guerra informativa".
Según los analistas, con su intervención Moscú intenta sobre todo disminuir la presión rebelde en los territorios que aún mantiene el régimen, que perdió dos tercios de él, aunque todavía controla regiones clave.
Rusia niega que sus ataques tengan el objetivo de ayudar a Al Asad, atacando a los grupos opositores considerados moderados, patrocinados en varios casos por Estados Unidos. Pero el senador estadounidense John McCain dijo que los aviones rusos atacan grupos "financiados y entrenados por la CIA" para luchar contra el EI.
El legislador, que preside el Comité de Asuntos Militares de la Cámara alta, insistió en que en realidad el objetivo de Putin es "respaldar" a su socio sirio.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, comentó en su rueda de prensa diaria que los "primeros indicios" señalan que los bombardeos rusos tuvieron lugar en zonas donde hay "pocas o ninguna" fuerzas del EI.
Por su parte, el grupo Suqur al Jabal (Halcones de la Montaña), apoyado por Washington, aseguró que los aviones rusos dispararon más de diez misiles en el campo donde se entrenan, en la provincia de Idleb.
Mientras, un comandante del opositor Ejército Libre Sirio (ELS), general Ahmad Rahal, afirmó que la fuerza aérea de Rusia golpeó posiciones de su organización en Jan Shijun y Kafr Nabel. De esta manera, coincidieron observadores, Rusia impone a Estados Unidos una situación de facto destinada a desembocar en la reafirmación del poder de Al Asad en Siria. Un objetivo muy lejano al de la Casa Blanca que, desde hace años, exige la salida del Gobierno del dictador. Estados Unidos, que desde hace más de un año lidera la coalición que bombardea objetivos del EI en Siria, lamentó que Moscú sólo le advirtiera unas horas antes de empezar los bombardeos. Ayer, ambos países comenzaron ayer contactos a nivel militar para evitar encontronazos y accidentes en Siria, donde ambos llevan a cabo ataques aéreos, informó el Pentágono. El ministerio ruso de Defensa ya envió a Siria más de 50 aviones militares así como marines, paracaidistas y miembros de las fuerzas especiales. Al tiempo que descartó una operación terrestre, confirmó el despliegue de un batallón de infantes de marina para proteger la base aérea de Jmeimim cerca de Latakia, donde se encuentra emplazada la escuadrilla rusa. En este contexto polémico, el presidente francés, François Hollande, dijo que el objetivo tiene que ser el EI "y no otros", antes de recibir hoy a Putin en París.
Agencias AFP, EFE, ANSA, |
DPA y Reuters
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