Un personaje animado muy popular en los países sajones llega al cine en una versión asombrosa en lo técnico, pero menos en lo argumental.
Según los libros de Beatrix Potter, Peter Rabbit es un conejo que anda vestido con una camperita todos los animales de esta historia tienen alguna prenda de vestir- y vive obsesionado por robar, junto a toda su familia, las verduras de la huerta del viejo McGregor muy cerca de su madriguera. Luego de enloquecer casi por completo a McGregor, interpretado pro Sam Neill, el hombre tiene un patatús y la propiedad es heredada pro su sobrino (Domhnall Glesson), el empleado mas obsesivo e insoportable de Harrods que ahora tendrá que vérselas con los conejos liderados por Peter.
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Hay algo que no se puede discutir con respecto a esta película familiar, y es la calidad de la animación. Los personajes animales tienen rasgos realistas excelentes y sus movimientos están logrados, al igual que sus características antropomórficas típicas de los dibujos animados. Otro aspecto notable es la perfecta integración entre los seres humanos y las criaturas animadas, que tienen una realización formidable en lo técnico. También hay buenos gags que, lamentablemente, se desdibujan a medida que avanza la película por una trama no demasiado interesante sobre las distracciones que provoca Peter en el joven McGregor, quien intenta poner una tienda de juguetes.
"Las travesuras de Peter Rabbit" ("Peter Rabbit", G.B.-Australia-EE.UU.) Dir.: W. Gluck. Animación y acción real. Int.: S. Neill, D. Gleeson.
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