Casi la mitad del comité ejecutivo federal, 17 de 35, renunciaron ayer por la tarde. Antonio Pradas, uno de los renunciantes, dijo que la conducción socialista actual ya no está "legitimada" y quedó de facto disuelta.
"Lo que le digo (a Sánchez) es que yo desde luego, si la mayoría de mi ejecutiva no estuviera conmigo, ya no estaría, obviamente", abundó Ximo Puig, presidente de la región de Valencia y otro de los renunciantes dejando claro que el motivo de la decisión grupal es quitar a Sánchez del liderazgo del PSOE.
Sin embargo, éste hizo saber por medio de su mano derecha, César Luena, que no dimitirá y que mantiene su intención de convocar un congreso extraordinario en el que los militantes se pronuncien sobre quién debe ser su líder.
"En el Partido Socialista se tiene que tener el respaldo de los militantes para dirigirlo", dijo Luena. "No caben atajos, ni artimañas, ni golpes", subrayó.
Sánchez, de 44 años, fue en 2014 el primer secretario general del partido en ser elegido directamente por los militantes. Si se celebra un congreso extraordinario, espera recuperar con ellos un impulso perdido por la disidencia de numerosos dirigentes socialistas, quienes lo responsabilizan del bloqueo político que vive España por su constante negativa a abstenerse y facilitar la investidura de Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular (PP) como presidente del Ejecutivo.
El dirigente socialista tenía ya en su contra a un buen puñado de diputados, y a seis de los siete presidentes regionales de su partido, entre ellos la más influyente, la andaluza Susana Díaz.
Los críticos le vienen pidiendo que se resigne a la oposición, y sobre todo le reprochan que el partido haya cosechado los peores resultados de su historia en las dos últimas elecciones generales, en diciembre y junio, y en las autonómicas de este domingo en Galicia y País Vasco (norte). Igualmente, tuvieron el peor resultado de su historia en Cataluña el año pasado en las elecciones regionales.
La presión sobre Sánchez se incrementó ayer con la intervención del expresidente socialista Felipe González (1982-1996), quien dijo estar "frustrado" por la actitud del actual secretario general de contribuir al bloqueo institucional con su "no" a Rajoy.
Contra la opinión de parte del PSOE, Sánchez insiste en que quiere formar un Gobierno alternativo al de Rajoy para el cual debería obtener el apoyo de su gran rival en la izquierda, Podemos, y de los nacionalistas catalanes, quienes piden un referendo de independencia inaceptable para el PSOE.
Pero precisamente, la eventualidad de estas dos coaliciones es explosiva en el PSOE. Por un lado, muchos dirigentes socialistas temen que si se alían con Podemos, se vean superados por la izquierda y terminen como el Pasok griego, reducido a un papel marginal.
"Tengo muchas diferencias con Sánchez, pero pretender hacer caer a un secretario general, elegido por las bases, con dimisiones es un fraude", escribió Pablo Iglesias, líder de Podemos, en Twitter.
Agencias AFP y DPA |
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