- ámbito
- Edición Impresa
Tibio “post-boom” en Latinoamérica

William Ospina obtuvo el Rómulo Gallegos por «El país de la canela»: una vindicación del mestizaje.
Anteayer, el colombiano William Ospina recibió en Venezuela el Premio «Rómulo Gallegos» por su novela «El país de la canela», el mismo premio que hace 42 años, cuando empezó a otorgarse, obtuvo Mario Vargas Llosa por «La casa verde». La novela recrea los primeros viajes de los europeos al Amazonas vistos por un indio mestizo. «Ya es tarde para decirle a Colón que no desembarque», dijo el escritor en su discursos en el acto celebrado en Caracas. «Me basta viajar a una comunidad indígena para darme cuenta de que no soy un nativo, pero igualmente me basta con ir a Europa para saber que no soy un europeo. Somos todos mestizos», dijo en su conferencia de agradecimiento que llevaba el título de «Elogio de las causas».
Ospina, de 55 años, recibió el premio dotado con 100.000 euros y una medalla, en la Fundación de Estudios Latinoamericanos «Rómulo Gallegos» (Celarg), organizadora del certamen, de manos de su director Roberto Hernández Montaya. «El país de la canela» es la segunda de una trilogía que comienza por «Ursúa» y que concluirá con «La serpiente sin ojos», y relata la conquista del Amazonas por los primeros viajeros europeos vista por un narrador mestizo. El escritor, poeta y ensayista colombiano es considerado uno de los más brillantes autores del «post-boom», con más de una docena de títulos publicados.
Los críticos sostienen que es el sucesor de su amigo Gabriel García Márquez, quien dijo en 2005 de su novela «Ursúa», que fue «el mejor libro del año». En su discurso, Ospina destacó a los autores que relataron por vez primera los viajes a América de los españoles y le llevaron a escribir su novela, como Juan de Castellanos o Gonzalo Fernández de Oviedo.
Manifestó que la conquista supone «nuestra gran tragedia continental, el gran dolor que gana para nosotros un gran sentido», y destacó la paradoja de que «nos ha tocado el curioso destino de deplorar la conquista en la lengua que ésta nos dejó». Ospina subrayó que el mestizaje «es el nombre de la modernidad» ya que «si a algo le hemos dicho adiós, es a la pureza de sangre». «Nos hace falta cobrar conciencia plena de que así como hemos perdido siglos negando nuestro pasado indígena y africano, podríamos perder siglos negando nuestra composición europea», comentó. Ospina es el cuarto escritor colombiano que recibe el «Rómulo Gallegos» después de Gabriel García Márquez, Manuel Mejía y Fernando Vallejo.
Sin embargo, es «Gabo» quien continúa dominando la atención del público, como acaba de probarlo la cantidad de público que se agolpó el lunes en el Malba para asistir a la exhibición de la obra del cineasta colombiano Heriberto Fiorillo, director de la fundación La Cueva, lugar en donde se juntaban Gabriel García Márquez y su grupo de amigos de Barranquilla. Fiorillo presentó una serie de documentales sobre estas reuniones, que también plasmó en su libro de periodismo literario «La cueva». Alfonso Fuenmayor, Alvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas, Alejandro Obregón, Orlando «Figurita» Rivera y el propio García Márquez formaron parte de este grupo.
El Grupo de Barranquilla comenzó sus reuniones en la Librería El Mundo y las siguieron en el Café Colombia, hasta que se mudaron al bar La cueva. «Gabo siempre ha sido como el espíritu santo del grupo: se ha encargado de ser el mejor vocero de sus amigos y de La cueva», dijo Fiorillo en la presentación. García Márquez regresó a La cueva más de 40 años después, en una ceremonia que Fiorillo registró y compiló en un video titulado «Adagio en Sol Mayor». El archivo audiovisual que presentó en el Malba incluyó «La langosta azul», una película dirigida por el propio García Márquez, que Fiorillo describió como «una locura, de ciencia ficción y surrealismo».
R.C.
Dejá tu comentario