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Tras 12 años, la Argentina cerraba anoche acuerdo con el Club de París
Hacia delante le espera al gobierno nacional terminar de cerrar los detalles fundamentales del acuerdo con los países acreedores, y luego comenzar a sondear las posibilidades ciertas de colocar deuda externa a forma voluntaria a tasas razonables y de nivel de mercado. En el gobierno ya se sabe que hay, tal como adelantó este diario el lunes pasado, dos bancos privados europeos (uno alemán y uno francés) dispuestos a avanzar en una colocación de unos u$s 6.000 millones, fuera de Wall Street, a salvo de la acción de los fondos buitres. También se negocia en estos días un acuerdo con el Banco Central de Francia por otros u$s 3.000 millones. Si se cumplen estas negociaciones, hacia fin de año, como mínimo, las reservas podrían reforzarse en unos u$s 9.000 millones.
Los términos del acuerdo con el Club de París de ayer se dieron después de maratónicas negociaciones en el ministerio de Economía francés, dispuesto especialmente por el gobierno de François Hollande para que las partes negocien y discutan todo lo necesario para llegar a un pacto definitivo. Así se hizo; y los cuatro funcionarios del Gobierno de Cristina de Kirchner que llegaron al palacio el martes a las 10 de la mañana se enfrentaron a durísimas preguntas de los acreedores en una maratónica reunión que terminó a las 11:00 horas de París. Luego vinieron unas tres horas donde los países hicieron sus consultas de madrugada a los gobiernos centrales, para finalmente aceptar las términos generales del plan de pagos y las condiciones a las que la Argentina se comprometerá para cerrar el anteúltimo capítulo del default declarado en su momento, en diciembre de 2001, por Adolfo Rodríguez Saá. El kirchnerismo le queda ahora un sólo trance negociador: el de los fondos buitres; capítulo que deberá comenzar a resolverse desde el 12 de junio cuando la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos defina si toma o no el caso, o si pide consultas al gobierno norteamericano de Barack Obama.
"Ustedes presentan una propuesta atractiva, ¿pero pagará Argentina? ¿Cómo sabemos que no volverá a caer en default?". "¿Por qué no debe intervenir el Fondo Monetario Internacional (FMI)?". "¿Cuáles son sus argumentos para decir que la deuda es la que usted señala?". "¿Qué garantías tendrán las empresas que invertirán en la Argentina? ¿No sufrirán como otras que tuvieron que derivar su situación ante el CIADI?". Este fue el tenor de las preguntas que los negociadores argentinos tuvieron que enfrentar durante 18 larguísimas, duras y muy técnicas horas en el ministerio de Economía de Francia; ante los 19 representantes de los países a los que se les debe dinero desde 2001. Axel Kicillof, Pablo López, Hernán Lorenzino y Adrián Cosentino se enfrentaron a una audiencia tan dura como se preveía pero que, en líneas generales, le aceptaba al país el plan de pagos propuesto. La principal conclusión que les quedó clara a Kicillof y López es que los 19 miembros del grupo de Estados a los que se les debe el dinero sostendrían una posición conjunta y cerrada. Si las negociaciones llegaban a buen puerto seria porque los países llegan a una posición de unanimidad sobre la propuesta argentina.
Del costado del país, al menos en esta primera etapa oficial negociadora, se insistió en la propuesta que se terminó de elaborar el lunes en Buenos Aires: un pago al contado de entre 250 y 1.000 millones de dólares, un bono a 10 años que venza en 2025, la exigencia de que por cada dólar que se pague ingrese uno al país como inversión y la negativa a que intervenga el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde los países acreedores, más que rechazar la propuesta, hubo un interminable ir y venir de preguntas, muchas de ellas reiteradas y muchas de ellas martillando sobre la capacidad y voluntad de pagos de la Argentina. "Hay acuerdo o no. Se avala o se rechaza. Pero todos juntos", aseguraban ayer al mediodía voceros europeos vinculados a los negociadores que estaban reunidos con Kicillof.
Donde más insistieron Kicillof y López es en la negativa para que intervenga el FMI. Como se esperaba, las posiciones más duras en este punto salieron de Alemania y Japón, además del Reino Unido. La sorpresa es que también Holanda se mostró difícil en el momento de exigir que intervenga el organismo que dirige Christine Lagarde. Economía insistió en este punto mientras los Estados hacían sus consultas hacia dentro de sus gobiernos. Kicillof resaltaba anteriores acuerdos que el Club de París había sostenido con varios países africanos, asegurando que esas negociaciones deberían servir de aval para un caso más complejo como el argentino.
La reunión empezó ayer a la 1:00 pm de Francia (5 en la Argentina) y hacia la 1:00 am de hoy continuaban las reuniones. La posición argentina era defendida por Kicillof y López, acompañados por los integrantes de la Unidad de Renegociación de la Deuda, Hernán Lorenzino y Adrián Cosentino, exministro y secretario de Finanzas respectivamente.
Por el lado del foro multilateral se encuentra el presidente del organismo, Ramón Fernández, quien además es el director general del Tesoro francés, que además ofició de anfitrión en la sede del Ministerio de Economía de Francia, en el barrio Bercy.
Argentina insistió ayer además en que se le acepte la cláusula por la cual por cada dólar que se pague, debería ingresar otro de inversión. También los acreedores aceptaron esta exigencia. Las posibilidades más factibles son que se concrete la llegada de empresas de la Unión Europea (UE), que podrían acceder inmediatamente después de firmados los acuerdos con el Club de París, a préstamos a una tasa de interés del 2% anual provenientes de los fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
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