4 de febrero 2010 - 00:00

Un amor inconveniente contado con delicadeza

«Enseñanza de vida» relata la peligrosa historia de amor entre una adolescente y un treintañero con adecuado equilibrio, encanto de época y una actriz creíble: Carey Mulligan.
«Enseñanza de vida» relata la peligrosa historia de amor entre una adolescente y un treintañero con adecuado equilibrio, encanto de época y una actriz creíble: Carey Mulligan.
«Enseñanza de vida» (An Education, G.Bretaña, 2009, habl. en inglés).; Dir.: L. Scherfig. Guión: N. Hornby, sobre texto de L. Barber. Int.: J.C. Mulligan, D.P. Sarsgaard, A. Molina, M.C. Seymour, E. Thompson, O. Williams, R. Pike. 

Hay criaturas así, buenas alumnas, y hasta muy buenas en algunas materias, chicas que quieren cultivarse, aprender, sueñan con una carrera universitaria, y sus padres, que tuvieron menos chances, también sueñan. Ellas se integran a las conversaciones de los adultos, participan de los gustos de los mayores, se sienten bien con ellos. Además, claro, les encanta sentirse por encima de sus compañeras de colegio, y de los muchachos de su misma edad. Un día una de estas jovencitas conoce a un señor mayor, culto, que gentilmente la lleva a conciertos, lugares finos, paseos, etc., y bueno, a veces las cosas se dan bien, a veces no. Los muchachos pueden madurar, y ciertos tipos nunca lo harán, aunque aparenten.

De eso habla la periodista londinense Lynn Barber, al evocar, en su libro de memorias sentimentales «An Education», su relación con un caballero de 30 largos, cuando ella apenas iba por los 16, allá por 1961. El sujeto realmente parecía un caballero, y en varios aspectos lo era. En síntesis: visto a la distancia, el saldo fue positivo (lo que no impide los malos recuerdos).

El film ilustra esa historia con adecuado equilibrio, estilo británicamente controlado, delicado manejo de los momentos graves, encanto de época, y una actriz veinteañera que hace creíble tanto el rostro suave y brillante de la criatura con ganas de pasar por encima de padres confiados y docentes severas, como la expresión seca de la mujer que afronta, con madurez y repentino aplomo, el otro lado de un sueño elegante.

Carey Mulligan se llama esa actriz, que ahora va rumbo al Oscar, Nick Hornby el guionista, ya conocido como escritor de historias de aprendizaje, Amanda Posey la productora (esposa del guionista) y Lone Scherfig la directora contratada por ambos, conocida entre nosotros por «Italiano para principiantes». Luciendo un poquito del encanto de «Amor a la tarde», de Billy Wilder, con Audrey Hepburn y Gary Cooper, y un tanto del preciso «Quisiera que estés aquí», de David Leland, sobre otra chica que quiere quemar etapas, «Enseñanza de vida» no cambiará la historia del cine, pero puede cambiar a tiempo la mirada de algunas espectadoras adolescentes, o acaso traerle a sus madres algunos recuerdos agridulces. Nunca se sabe.

P.S.

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