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Un día para pensar a qué damos las gracias
El problema es que no podemos soslayar ni el presente ni el futuro. Por ejemplo, ayer la Casa Blanca advirtió al Congreso y a varios Gobiernos de otros países que el sitio de internet WikiLeaks está por dar a conocer una serie de documentos que se cree podrían determinar la expulsión de diplomáticos norteamericanos de varios países. Poco importa que esto ocurra finalmente o no, o quiénes sean los culpables; lo concreto es que es un paso más en el camino del descrédito norteamericano, que de una u otra manera, a la corta o a la larga, terminará afectando en lo financiero.
Si bien es cierto que las ganancias que reportaron las cotizantes durante el último trimestre fueron las mayores de la historia, tampoco podemos soslayar que el monto de las operaciones de venta en descubierto (apostando por la baja) creció el 0,89% durante la primera parte del mes. La situación que vive el mercado se parece a la de alguien que se está vanagloriando y construyendo una casa blindada al mismo tiempo que crece y se acerca en el horizonte una tormenta monstruosa. Sólo uno de los dos ganará.
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