Montevideo - El comandante en jefe del Ejército uruguayo, Jorge Rosales, se quejó ante el presidente Tabaré Vázquez por la situación de tres militares extraditados y detenidos en Chile por el caso del químico chileno Eugenio Berríos, agente de inteligencia cuyo cadáver apareció en 1995 cerca de Montevideo. «Esos individuos tienen familia, tienen hijos, tienen esposa», dijo Rosales en un tono de queja, al hablar en la conmemoración del Día del Ejército, acto al que asistió el presidente Tabaré Vázquez.
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El jefe militar dijo que Eduardo Radaelli, Tomás Casella y Wellington Sarli, «en los últimos dos años no recibieron ningún tipo de citación judicial, ninguna declaración, tampoco se les ha permitido venir al país en forma temporaria por una semana, 10 días, ante solicitudes por situaciones familiares y personales muy serias». «Ninguno de ellos ha sido autorizado a venir», enfatizó Rosales, quien explicó su preocupación en que se trata de personal en actividad y él es su comandante.
Rosales ya le había planteado este tema al ministro de Defensa, José Bayardi, quien aseguró que sobre este punto también existe preocupación en el Poder Ejecutivo.
Radaelli, Casella y Sarli fueron entregados el 18 de abril de 2006 a la Justicia de Chile, que los procesó por asociación ilícita y secuestro a raíz de la presunta colaboración que prestaron a ex agentes de seguridad chilenos que en 1991 sacaron del país a Berríos y lo trasladaron a Uruguay.
Berríos, un bioquímico y ex agente de la Policía secreta (DINA) de Pinochet, trabajó en el desarrollo del gas sarín y estudió diversos métodos para asesinar a opositores políticos.
En Uruguay, el bioquímico permaneció oculto primero en un departamento en Montevideo y luego trasladado a una casa de playa en el balneario de Parque del Plata, 44 kilómetros al este de la capital, de donde intentó escapar cuando advirtió que su vida corría peligro.
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