20 de septiembre 2016 - 00:10

Visita personal a la mística del cine

• DIÁLOGO CON ALFREDO RODRÍGUEZ ARIAS, DIRECTOR DE "CINELANDIA"
El director argentino afincado en París está presentando, en el Teatro de la Ribera, una obra sobre la influencia del viejo cine argentino en toda una generación a través de figuras emblemáticas, como Isabel Sarli y “Carne”.

Rodríguez Arias. El viejo cine argentino y sus fantasmas. Foto: Diego Kovacic.
Rodríguez Arias. El viejo cine argentino y sus fantasmas. Foto: Diego Kovacic.
En "Cinelandia", espectáculo musical que se exhibe en el Teatro de la Ribera los viernes, sábados y domingos a las 19, el director Alfredo Arias ofrece una irónica representación del imaginario argentino tomando como punto de partida cuatro títulos emblemáticos del cine nacional: "Besos brujos" (1937), "El crimen de Oribe" (1950), "La mujer de las camelias" (1953) y "Carne" (1968). Declarado cinéfilo, Arias explica que "el público no verá un espectáculo multimedia, ni un documental con películas. Lo que yo armé teatralmente es producto de mis fantasías y surge de lo más profundo de mis raíces".

Arias dejó Buenos Aires en 1968 y, tras su paso por Nueva York, se radicó en París, donde consolidó una prolífica y prestigiosa trayectoria teatral. El elenco de "Cinelandia" está integrado por Alejandra Radano, Carlos Casella, Marcos Montes, Adriana Pegueroles, Fanny Bianco y Nahuel Bazán. Dialogamos con Arias:

Periodista: ¿Qué recurso utilizó para unir estas historias?

Alfredo Arias:
Hay un narrador que en la versión original interpretaba yo y ahora está cargo de Marcos Montes, que va hablando con los actores como si fueran los intérpretes de cada historia; ellos, a veces, van actuando fragmentos reinventados de estas películas, como si fuera un nuevo juego. El espectáculo tiene total autonomía de esos guiones. El que no haya visto estas películas lo va a disfrutar igual. La música y las canciones, con arreglos de Diego Vila, también aportan gracia.

P.: ¿Sobre la base de qué criterio hizo esta selección?

A.A.:
Elegí "Besos brujos" como representación de la inocencia en la fábula criolla y el melodrama argentino. En ese cuadro Radano canta varios temas popularizados por Libertad Lamarque. "El crimen de Oribe" [basado en el relato de Adolfo Bioy Casares "El perjurio de la nieve"] es el pasaje a la sofisticación, el cine emparentado con la gran literatura. Siento que esa película me formó. Tiene esa estructura de cine dentro del cine, porque es la historia de un padre que, para evitar que su hija muera, reproduce constantemente la rutina de un mismo día, para que el tiempo se detenga. "La mujer de las camelias", protagonizada por Zully Moreno, refleja cómo nuestra cultura siempre miró a otra cultura y quiso conquistarla. En esa película, Ernesto Arancibia adaptó "La dame aux camélias" de Alexandre Dumas hijo, melodrama de 1848, a la realidad argentina de esa época. Y en ese traslado a 1953 hubo una cantidad de disparates. Entre otras cosas, la protagonista, en lugar de ser tuberculosa, enloquece.

P.: No parece una buena película...

A.A.:
Tiene sus atractivos. A mí no sólo me interesa lo logrado; también me gusta lo que está lleno de defectos y errores, porque es un mecano interesante de observar.

P.: ¿También por ese motivo eligió "Carne"?

A.A.:
"Carne" es una parábola de la violencia ejercida sobre las mujeres, donde Isabel Sarli es violentada en el frigorífico sobre una media res y luego transportada y violada en un camión donde se lee "carne en tránsito". La película es una mezcla de candidez y violencia y yo la llevé a un cuadro muy popular. Como si en un club de barrio, donde se cantan cumbias, evocaran a la Coca Sarli. Ella aparece cantando un tema de Ramona Galarza y al final la beatifico. La transformo en Santa Carne, la virgen de los argentinos. Creo que se merece un altar.

P.: Su obra teatral siempre fue muy autobiográfica.

A.A.:
No toda, pero sí la principal. Como decía Mark Twain, "hay que escribir de lo que uno sabe". Y como no puedo inventar otra vida que la que tuve, voy eligiendo distintas temáticas dentro de lo que he recorrido. "Trío", "Mortadela", "Fausto argentino" son bastante autobiográficos. También hice "Niní y dediqué varios espectáculos a figuras que de alguna manera han intervenido o tenido un efecto en mi vida, como Doña Petrona, Fanny Navarro, Miguel de Molina y Eva Perón.

P.: ¿Le queda algún tema pendiente?

A.A.:
Como dice Radano, podría salir de esa etapa y contar, por ejemplo, cosas del Instituto Di Tella y de otros períodos importantes en mi formación. He escrito varias cosas al respecto, pero todavía no las tengo listas. El título en francés sería "Pas dans l'art". Con el doble sentido de "pasos en el arte" y al mismo tiempo "no en el arte". Serían episodios sobre ese "nacimiento" de artista contemporáneo que tuve en el Di Tella. Igual, sigo trabajando sobre otras temáticas, siempre variadas. Ahora me tengo que ir corriendo para preparar un nuevo espectáculo que llevaré a Italia, al Teatro Nacional de Nápoles y al teatro Argentina de Roma. Después me invitaron para ser presidente del jurado del Festival Latinoamericano de Cine de Biarritz.

P.: Va a estar en su salsa...

A.A.:
Me encanta la idea. Pasar una semana encerrado en un cine es lo mejor que me podía pasar.

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