El mayor número de simpatizantes de la Hermandad Musulmana muertos se registró en Sohag, en el Alto Egipto, donde las víctimas fueron seis, incluido un menor de edad, según la prensa local. El Gobierno había acusado originalmente a francotiradores islamistas de abrir fuego contra los electores, pero el relato de los testigos arrojó que murieron al ser alcanzados por el fuego disparado por la Policía y el Ejército.
Los episodios de violencia se extendieron a Beni Suef, donde los simpatizantes de Mursi respondieron a los disparos, dejando un saldo de dos o tres muertos, según las primeras informaciones. También se registraron choques en Alejandría, Guiza, Suez y Shargiya.
El Ministerio de Interior anunció que había ordenado el despliegue de las fuerzas de intervención rápida con la orden de "abrir fuego contra quienes intenten agredir a los votantes". El despliegue incluyó a 250 mil policías y soldados, que salieron a las calles con el apoyo de los helicópteros de combate Apache. Además, fueron detenidas al menos 140 personas, acusadas de perturbar la votación.
EE.UU. expresó su preocupación por los brotes de violencia, pero no se espera que tome represalias pues apoya al Gobierno de facto.
La primera jornada de dos días de convocatoria a las urnas por la nueva Constitución empezó con tensión en El Cairo, que se despertó con la noticia de una explosión en el barrio popular de Imbaba. Pese a no causar víctimas, este incidente caldeó los ánimos de unos ciudadanos simpatizantes del régimen de facto que acudieron al lugar para mostrar fotografías de Al Sisi y banderas de Egipto. Los carteles se transformaron en boletas con un símbolo azul, que representa el "sí a la reforma que pretende legitimar la hoja de ruta propuesta por el Ejército tras destituir, el 3 de julio pasado, a Mursi, el primer presidente elegido democráticamente en la historia del país.
En el interior de los colegios electorales era casi imposible encontrar una sola persona que hubiese votado por el "no". Igualmente, para los opositores a la reforma fue prácticamente imposible hacer campaña. Los pocos que lo intentaron fueron arrestados mientras que en los medios de comunicación se apoyó de forma unánime el proyecto.
De esta manera, lo que se suponía que iba a ser un referendo para aprobar la desaparición de las referencias religiosas añadidas durante el Gobierno de Mursi e incrementar los ya amplios poderes del Ejército, adquirió un cariz de plebiscito sobre la figura de Al Sisi, quien no esconde su interés de convertirse en mandatario.
El ministro de Defensa y jefe de las Fuerzas Armadas anunció el sábado su intención de presentarse a las próximas elecciones presidenciales del verano boreal "si el pueblo lo pide". Vinculó, así, su llamamiento a votar masivamente a favor del "sí con su futuro político.
El umbral de la "victoria" para el Gobierno de facto sería un índice de asistencia de al menos el 33% sobre los 52 millones de egipcios convocados a votar, equivalente al porcentaje que había obtenido la Hermandad cuando llamó en diciembre de 2012 a un referendo constitucional.
El apoyo a Al Sisi lleva implícito también un completo rechazo a la cofradía islamista. Los partidarios del derrocado Mursi siguen manifestándose a diario en pequeños grupos, pese a la muerte de un millar de manifestantes en los últimos seis meses, como consecuencia de la represión.
Agencias AFP, Reuters, EFE, DPA y ANSA, y Ámbito Financiero |
Dejá tu comentario