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Voto populista para castigar la desidia
La inseguridad económica, los índices récord de desempleo y los ingresos decrecientes colmaron la paciencia de los japoneses, que en su hartazgo se atrevieron a elegir un Gobierno que carece por completo de experiencia en la gestión de una nación. Para Japón es casi como si se tratase de una revolución.
Ahora, las esperanzas recaen en el Partido Democrático de Japón (PD) y su presidente, Yukio Hatoyama. ¿Podrán el futuro primer ministro y su partido sacar al país de la crisis económica y social en la que se encuentra?
Los críticos reprochan al PD promesas electorales populistas y afirman que durante esta votación lo que realmente se hizo fue castigar al partido gobernante. Aseguran que el cambio no se debe al encanto que pueda tener Hatoyama, sino a la frustración por las actuales circunstancias.
La que fue la economía a imitar en el mundo afronta hoy problemas enormes. La economía apenas crece y la población, ni eso. Rico, envejecido y repleto de incertidumbres, Japón se enfrenta a la cuestión de si podrá mantener sus elevados estándares de vida o si es inevitable la fractura social en ganadores y perdedores.
Para algunos intelectuales, la actual situación se puede comparar con la restauración Meiji en el siglo XIX y el fin de la Segunda Guerra Mundial. En ambas ocasiones, Japón consiguió, tras un enorme vuelco, volver a levantar cabeza en medio de la crisis. El PD tendrá que demostrar, en primer lugar, que es capaz de llevar ese objetivo adelante. Esta formación cuenta con una composición heterogénea integrada por antiguos miembros del PDL, socialdemócratas y ex sindicalistas.
Analistas políticos estiman asimismo que habrá complejas votaciones internas, que robarán mucho tiempo, para consensuar las posturas tanto dentro como fuera de la formación.
Los politólogos apuntan, además, un posible cambio de rumbo en la política exterior, ya que Hatoyama quiere que Japón sea menos dependiente de Estados Unidos.
Ese lazo fuerte lastró una cooperación más estrecha con otros socios, como Europa. Sin embargo, la cuestión de la alianza con Estados Unidos podría convertirse para el PD en una prueba de fuego, ya que, según los expertos, no está del todo claro que Hatoyama pueda mantener unidos a todos su socios.
Sin embargo, el traspaso de poder para el PD se produce en un momento favorable, ya que contará con mayoría en ambas cámaras parlamentarias. De este modo, se pone fin a la actual situación de estancamiento.
Asimismo, los masivos programas coyunturales impuestos por el Gobierno del primer ministro saliente, Taro Aso, comienzan a notarse, lo que significa que el PD podrá demostrar pronto pequeños éxitos, aun cuando no se deban a su gestión.
Algunos consideran que promesas del PD, como aumentar el dinero por hijo o la supresión de peajes, no son creíbles en vista del elevado endeudamiento de las cuentas públicas de casi el 200%.
Otros, sin embargo, creen que la nueva deuda contraída por el PDL ya se ha ampliado de forma masiva. Si el PD se queda por debajo de las expectativas a la hora de financiar su programa coyuntural ¿se podrá presentar como responsable?
Para sacar a Japón de su crisis estructural, el país necesita, según algunos observadores, sobre todo abrirse más a fin de conseguir una mayor productividad. Un ejemplo sería la apertura del mercado agrario. El hecho de que Hatoyama quiera introducir ingresos adiciones para los agricultores es, de acuerdo con los expertos, una buena señal.
Agencia DPA
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