23 de noviembre 2021 - 00:00

Canale: “Quería volvera la historia de Camila”

Su novena obra narrativa vuelve sobre un famoso amor en tiempos de Rosas.

Canale. “El hombre con sotana es la atracción de lo prohibido”.

Canale. “El hombre con sotana es la atracción de lo prohibido”.

Luego de haber contado la historia de “La Perichona”, la libertina aristócrata francesa que llegó a Buenos Aires en 1797, Florencia Canale volvió, en el estilo de novela romántica con fondo histórico, a la “Pecadora, la pasión de Camila O´Gorman” (Planeta), la nieta de Madame Périchon, dentro de un ciclo de novelas sobre la época de Rosas. Dialogamos con ella:

Periodista: ¿Por qué volver a contar la historia de Camila O’Gorman después de la película de María Luisa Bemberg?

Florencia Canale: La exitosa película de los 80 dio a conocer masivamente esa historia. En “La libertina”, mi novela anterior, conté la de Madame Marie Anne Perichón de Vandeuil, La Perichona, la abuela de Camila, y fue el inicio de la saga de las mujeres de esa familia, entre ella el trágico destino de esa chica, que tiene todo para volver a ser contada. El éxito de la película tuvo mucho que ver con la tensión sexual entre un cura y su feligresa, entre Imanol Arias y Susú Pecoraro.

P.: ¿Cuándo escribía se le cruzaron las imágenes de Arias y Pecoraro?

F.C.: Para las mujeres el personaje que interpretó Imanol Arias fue bestial. A partir de “Camila” Imanol se convirtió en una superestrella en la Argentina. Hay muchos errores cronológicos en la película, supongo que tienen que ver con que María Luisa Bemberg tuvo que condensar en una hora y media la historia, que se centró en el amor prohibido, la trasgresión sexual y el fusilamiento. Fue imposible que al escribir se me cruzara la imagen de Susú, porque es una chica grande y Camila muere a los veinte años recién cumplidos, era una chiquilina en esa época. Cuando se la ve en la librería de Marco Sastre hojeando libros prohibidos eso no puede ser porque Sastre ya había cerrado la librería y se había ido a vivir a San Fernando, y si era en tiempos del “Salón Literario” de La librería Camila tenía nueve años y no veinte. Imanol haciendo del morocho cura tucumano acaso se me cruzó alguna vez al escribir. Pero algunas lectoras lo veían permanentemente, bueno cada uno hace su propia película.

P.: ¿Cuál fue la suya?

F.C.: Me pareció interesante contar cómo dos jóvenes muy religiosos tras el encuentro sexual amoroso no pierden su fe, no se vuelven cruzados del ateísmo o cuestionadores de la Iglesia. Resulta fascinante cómo se dejaron dominar por la pasión hasta entregar la vida, un hecho real que recuerda tragedias clásicas. Fueron dos provocadores escarmentados por el gobierno del tirano Rosas. A Camila se le reclama que declare que fue violada por ese cura y ella no lo avala, defiende su amor sabiendo que por eso morirá. Rosas reúne a los abogados, que piden pena de muerte. El padre de Camila pide pena de muerte. La Iglesia pide un castigo ejemplar. Y también la sociedad, fustigada por la prensa opositora desde Chile y Montevideo que sostiene que es un ejemplo de la Sodoma y Gomorra de Rosas. Sarmiento desde Chile escribe “los padres de familia temen que sus niñas sean seducidas por esos hombres con sotana”. Y esto sucede cuando la jerarquía de la Iglesia convive con barraganas y sus hijos. Ladislao y Camila podían haber llevado así su relación, él dando misa en el Socorro y ella catequesis a niños, y tal vez casada con otro señor, teniendo encuentros furtivos. Ellos quisieron desafiar el statu quo, y así les fue.

P.: ¿La época de Rosas la impulsa a escribir?

F.C.: La trilogía “Sangre y deseo”, “Lujuria y poder” y “La hora del destierro”, que corresponden al primer gobierno, el segundo y el exilio de Rosas. En “Pecadora” el fusilamiento de Camila y Ladislao ocurre durante el segundo gobierno de Rosas y en “Lujuria y poder” lo toco al pasar porque fue un bombazo de la oposición contra Rosas, es el inicio del derrumbe y la fuga del Restaurador.

P.: La relación de una joven con un sacerdote en la época de “Camila” tenía un éxito internacional con la novela y la serie “El pájaro canta hasta morir”.

F.C.: La seducción del hombre con sotana es para la mujer la atracción de lo prohibido. Yo recuerdo al sacerdote de Montgomery Clift en “Mi secreto me condena”. El cine, la ficción, elige hombres guapos que con sotana provoquen inquietud a las señoras. Al morocho Ladislao, sobrino del gobernador de Tucumán, cuando se lo persigue se lo describe como negro que se llevó a la blanca. Me preguntaba cómo una chica de la sociedad porteña elige a alguien socialmente borrado, que no era político, militar, hacendado o comerciante los modelos de masculinidad en ese tiempo. Bueno, era la nieta de la libertina Perichón, que la alentó a ser diferente.

P.: Fue modelo, cantante, actriz, periodista y finalmente se decidió por ser autora de novelas románticas.

F.C.: Quise probar cosas, sumar experiencias, y aquí es donde me quiero quedar, esta es mi novena novela. Hace diez años que se publicó la primera “Pasión y traición”, historia de Remedios y San Martín, que ya tiene once ediciones y se sigue leyendo.

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