En Londres, en 1932, un pequeño negocio de filatelia esconde una escuela para asesinos a la que llega un muchacho para aprender cómo vengar la muerte de sus padres; ese es el punto de partida de “Academia Belladona” (Planeta) de Pablo De Santis. El autor, con más de treinta libros publicados, es un destacado narrador de cuentos y novelas, guionista de historietas, películas y miniseries, y de literatura juvenil. Dialogamos con él.
Pablo De Santis: “Más una novela sobre los géneros que un policial”
En su nuevo opus busca construir un mundo autónomo, alejado de la realidad, y en clave poética.
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De Santis. “Academia Belladona” es su nueva novela cuasi policial.
Periodista: En la Academia Argentina de Letras usted es, entre otros títulos, el representante de la literatura dibujada, del guión de historietas.
Pablo De Santis: Y de la literatura para chicos. Uno no sabe por qué lo eligen pero me gustaría pensarlo por eso, me encantaría representar a la historieta en la Academia. Cuando la Academia premió mi novela “El enigma de París” conocí por primera vez esa institución, quedé fascinado con el edificio, con las fotos de los antiguos académicos, con algunos recuerdos que hay por ahí, textos autografiados, por la biblioteca Jorge Luis Borges, antigua y con una colección de libros increíbles.
P.: En su nueva novela pasa de la Academia de Letras a una academia de asesinos.
P. De S.: No hay grandes diferencias. Ahora se publica, por los 90 años de la Academia, un libro en el que colaboramos los académicos con distinto tipo de trabajos. En mi caso, junto con otro proveniente del periodismo, sin ponernos de acuerdo, escribimos cuentos policiales. El mío es la historia de un asesinato en la Academia que ocurre en 1972. Utilicé especialmente la biblioteca para una trama policial.
P.: ¿Hay un enlace entre “Academia Belladona” y “El enigma de París”?
P. De S.: Un pequeño vínculo, reaparece en un lugar marginal uno de los detectives. Pasaron muchos años entre lo que cuenta una novela y otra. La primera ocurre en 1889, ésta en 1932, son más de 40 años. Aparece muy mayor el inglés de “El enigma de París” con un lugar en la academia de este libro, que no cuenta la historia de los detectives sino el otro lado, el de los asesinos. Tiendo en mis novelas a esta especie de sociedades. En una son arquitectos; en otra, calígrafos; en otra, detectives; en ésta, asesinos. No del todo malos como se verá, pero están ahí para matar, cada uno por su motivo. Especialmente el protagonista que tiene que resolver una cuestión de su pasado. Creo que tuve cierta influencia de la serie “Los vengadores”, aquella con John Steed y Emma Peel. “Academia Belladona” es una fantasía sobre la novela policial. Es más una novela sobre los géneros que una novela de género porque no es un policial tradicional. Busca construir un mundo autónomo alejado de la realidad y en clave poética en algunos casos.
P.: Como el protocolo para asesinos que ofrece en un capítulo.
P. De S.: Ese manual, un poco poético, que Elizabeth Trent le da al protagonista. Hay textos externos: obituarios, páginas de un manual de filatelia, lecciones de la señora Trent, que acompañan a la historia principal y van decorando el edificio de la novela. A veces los obituarios son una anticipación o una revelación al lector de algo que ya pasó y van acompañando los cambios en el protagonista. Esos cambios son inevitables en las novelas. El cuento, tanto más breve que la novela, muestra un mundo que cambia, en tanto en la novela más que un mundo que cambia, muestra un personaje que cambia. La novela es el territorio de los personajes, el mundo hay que verlo a través de los personajes. Los cuentos se cierran con un portazo, las novelas con una despedida que se queda en el umbral y tiende a seguir saludando.
P.: Usar la filatelia por su carácter financiero, ¿es un homenaje a “Nueve reinas”?
P. De S.: Entré realmente en la novela cuando descubrí que las estampillas le ofrecían a los asesinos tener su propia economía, una al margen de la economía general. Después de la muerte de mi padre recuperé mis viejos álbumes de estampillas. Mirándolo me di cuenta de que muchos países habían desaparecido, los del Este de Europa, los que cambiaron de nombre, los de África. Con Bielinsky, realizador de la admirable “Nueve reinas”, trabajé en el guión de “El aura”, su última película, y con Fernando Spiner en la miniserie “Bajamar”.
P.: En los últimos años murieron demasiados escritores.
P. De S.: Piglia, Rivera, Abelardo Castillo, Laiseca, Saer y Fogwill bastante antes, fue una especie de catástrofe para la literatura argentina. Se han seguido publicando cosas de ellos y eso les da vigencia. Hay una cierta orfandad en ese sentido, pero hay un gran movimiento, nuevas editoriales, gente que publica. El año pasado tenía una visión pesimista, que todo se desplomaba, pero este año veo más publicaciones, nuevas librerías, editoriales, a pesar de la crisis. Cuando la pandemia aflojó un poco todo volvió un poco a la vida.
P.: ¿En qué está ahora?
P. De S.: Estamos con Fernando Spiner en el guión de una película basada en mí novela “La traducción”, que salió hace más de veinte años y fue finalista del Premio Planeta. Con Spiner trabajamos muchas veces después de “Bajamar”. Lo ayudé en su documental “La boya”. Ahora se va a estrenar su película “Inmortal”, donde también trabajé en el guión.
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