28 de mayo 2025 - 00:00

Diálogos de Wall Street: ¿se reabre la discusión comercial o es solo una rabieta de Donald Trump?

Gordon Gekko analiza la discusión de Trump con la Unión Europea y su pretensión de aplicarle un arancel más alto que el que acordó con China.

Trump agita la suba de aranceles. Y Gordon Gekko hace su análisis.

Trump agita la suba de aranceles. Y Gordon Gekko hace su análisis.

Periodista: Trump insiste en agitar la suba de aranceles. Cerró con China y reabre la cuestión con la Unión Europea. El viernes dice que la negociación se empantanó, que no va a ningún lado. Y que “recomienda” aplicarle un gravamen de 50% a las importaciones desde el Viejo Continente. Hoy, cambió el tono. Por completo. Y afirma que hay un avance muy positivo. Los mercados se deprimen y se reaniman al calor de estas definiciones. ¿Cuán serio es todo esto? ¿Qué cabe esperar?

Gordon Gekko: Trump tuvo que pegar un puñetazo sobre la mesa para que Europa no lo durmiera indefinidamente. Esa es la verdad. Después de esa sobreactuación, el presidente tuvo una conversación “muy agradable” con Ursula Von der Leyen, la comisionada europea. Lo que llama un avance positivo es que hubo acuerdo en llevar la discusión comercial por la vía rápida (“fast track”) como se hizo con Gran Bretaña y con China. De hecho, dijo, ya se están conversando las fechas para que los negociadores se reúnan.

P.: ¿Son tan importantes estos avatares como para que los mercados tomen su inspiración de sus idas y vueltas?

G.G.: ¿Qué tan creíble es que EEUU le imponga un arancel de 50% a Europa? Poco y nada. Pero igual tuvo impacto. Quizás porque se acopló con la aprobación del paquete de rebaja de impuestos en la Cámara de Representantes. En todo caso, basta que Trump sugiera que ahora le atienden el teléfono -y postergue la aplicación del arancel de 50% hasta el 9 de julio- para que se respire un alivio.

P.: Vamos de anuncio en anuncio y de postergación en postergación.

G.G.: Y nada cerrado en firme. Es así.

P.: Todo muy light, ¿no le parece?

G.G.: Es un tema importante manejado con mucha ligereza. Mal manejado puede imponer una factura muy pesada.

P.: ¿Piensa que va a haber un acuerdo entre EEUU y la Unión Europea?

G.G.: Desde ya. Lo hubo con China, y se alcanzó en tiempo récord. Una reunión de dos días a la que asistió el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Arreglar con Bruselas, a priori, no debería ser más complicado.

P.: ¿Y en qué términos lo imagina? 50% es un número que se tiró para sentar a las partes a la mesa de negociación, ¿o me equivoco?

G.G.: No se equivoca. Y surtió efecto. Está claro que Trump es el más apurado. Es el que tuvo que sacudir la modorra para que las negociaciones comiencen en serio. Europa se sienta a conversar como quien no quiere la cosa. Su posición es fácil de anticipar. No va a aceptar que le carguen un arancel mayor a 10%.

P.: No debe ser la cifra que Trump tiene en mente…

G.G.: No. Pero es el número que Trump instaló, voluntariamente o no. 10% dijo en campaña. 10% acordó Gran Bretaña. Y 10% también pactó China.

P.: ¿No 30%?

G.G.: 10% de arancel universal + 20% por el fentanilo. Pero la Unión Europea no tiene nada que ver con esto último.

P.: ¿Cree que se va a poder cerrar en 10% y no más?

G.G.: Pienso que sí. Pero antes habrá que acordar en los otros temas que están en discusión. Bruselas hizo llegar una propuesta que Trump rechazó. Planteaba una reducción mutua de aranceles para productos industriales, el desarrollo conjunto de data centers para inteligencia artificial, cooperación en materia de puertos y construcción de barcos, una alianza energética, y facilitaba el acceso a su mercado a determinados productos agrícolas. EEUU objeta las barreras no arancelarias, las regulaciones y hasta el sistema impositivo (despotrica contra la devolución del IVA a los exportadores) y quiere obtener mejores condiciones para sus compañías de servicios digitales. Y, sobre todo, procura medidas que recorten el déficit comercial bilateral (que merodea los 225 mil millones de dólares). Cuando todo eso se acomode, el 10% de arancel será el moño final.

P.: Eso puede llevar más de un par de reuniones con la presencia de Bessent. ¿O no?

G.G.: Se puede hacer como se hizo con Gran Bretaña y China. Primero, el anuncio general. Y el detalle se deja para después.

P.: Pero no es el caso, parece.

G.G.: La Casa Blanca está planteando como fecha límite el 9 de julio. El mensaje implícito es que arribar a un trato llevará cinco o seis semanas de negociaciones.

P.: La Unión Europea es un aliado estratégico, a diferencia de China. ¿No se le puede dar crédito a su palabra? ¿O hace falta discutir punto por punto antes de tomar un compromiso? ¿No es extraño?

G.G.: Es un aliado, aunque la relación con Trump no es la mejor. Pero, a diferencia de Gran Bretaña o China, no es un país, son 27. Se puede hablar con Von der Leyen, pero ella no preside ninguno de los 27 países. Si la propuesta que hace la Unión Europea en bloque no se acepta es comprensible que la discusión lleve más tiempo. Es que Von der Leyen tiene que volver a negociar dentro de la Unión.

P.: Uno tenía la impresión de que después de acordar con China ya habíamos visto lo peor de la cruzada arancelaria. Después de todo, es el adversario que EEUU quiere mantener a raya. Si hay acuerdo en que pague un arancel de 30%, ¿se le puede exigir a otro país un gravamen más alto?

G.G.: Después de la reacción violenta de los mercados en abril, sabemos que Trump no puede tensar más la cuerda que lo que hizo. Ese límite ya lo vimos. Sabemos también que está disconforme, pero es así. Y sabemos que todos los arreglos son precarios. Trump, mañana, puede decir que China no cumple lo pactado y resucitar la disputa. Pero la reacción de los mercados le pondrá un límite. Y efectivamente si China paga 30%, por qué otro país pagará más. Trump no puede ir a la guerra de nuevo, porque los mercados se prenden fuego. Ya hizo lo que pudo, y ahora tiene que negociar y sacar ventaja de esas negociaciones. Rabietas aparte, lo que nos espera es un desfile de acuerdos comerciales, con un centenar de países, que la Casa Blanca presentará como éxitos extraordinarios. Más allá de los aranceles, lo que relucirá serán las promesas de ganancias de comercio para los EEUU. Será la cosecha del Día de la Liberación, como para que no parezca un enorme desatino del presidente. India es uno de los países que está más cerca del arreglo, dijo Kevin Hasset, del Consejo Económico Nacional. Y veremos varios más en los próximos días, aseguró, si Trump les da la luz verde. Lo peor de la cruzada comercial, en efecto, quedó atrás. La hora de los “grandes deals” augura una transición más pacífica hacia delante.

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