El proyecto para modernizar la catedral de Notre-Dame, aprovechando la restauración a que debió ser sometida tras el incendio de 2019, ha provocado indignación en toda Francia. Más de 125.000 personas han firmado una petición denunciando la propuesta de sustituir los vitrales de la capilla, diseñados por el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc en 1859, por obras de arte contemporáneas en vidrio.
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Francia contra modernizar a Notre-Dame
Los vitrales originales no sufrieron daños en el incendio que consumió el tejado y la histórica aguja de la iglesia; sin embargo, el presidente francés, Emmanuel Macron, propuso el 8 de diciembre que se trasladaran a un nuevo museo dedicado al proceso de restauración de Notre-Dame. Añadió que se invitaría a artistas contemporáneos de Francia a presentar diseños de nuevos vitrales para seis de las siete capillas de la nave sur de la iglesia. La oferta apareció online dos días después del anuncio de Macron.
“¿Cómo justificar la restauración de los vitrales que sobrevivieron a la catástrofe y luego retirarlos inmediatamente? ¿Quién ha dado al Jefe del Estado el mandato de modificar una catedral que no le pertenece a él, sino a todos?”, se lee en la solicitada, publicada por La Tribune de l’Art.
Continúa: “Emmanuel Macron quiere poner la marca del siglo XXI en Notre-Dame de París. Un poco de modestia sería lo mejor. No seremos tan crueles como para recordarle que esa marca ya existe: el fuego”.
El devastador incendio destruyó dos tercios del tejado, salvando sus célebres torres pero dañando irreparablemente la aguja. Tras una avalancha de donaciones de mecenas franceses e internacionales, la reconstrucción comenzó en 2022. En su mayor parte, el Ministerio de Cultura ha adherido a la visión de Viollet-le-Duc, con vigas monumentales producidas a partir de unos 1.500 robles tratados y cortados con técnicas de carpintería medieval que sostienen el tejado. Sin embargo, una protesta pública previa hizo que Macron abandonara los planes de sustituir la aguja del siglo XIX por un “gesto arquitectónico contemporáneo”. Aunque el interior aún presenta cicatrices evidentes de la catástrofe, se espera que el tejado y la aguja estén terminados cuando millones de aficionados olímpicos acudan a París con motivo de los Juegos de Verano el próximo mes de julio.
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