“Las buenas historias están siempre vigentes, son clásicos y si fueron éxitos comerciales algún productor siempre querrá reponerlas”, dice Julieta Ortega sobre “La fuerza del cariño”, que debuta por primera vez en teatro con actuaciones de Soledad Silveyra, Osvaldo Laport, Dolores Ocampo, Damián Iglesias y Ortega, dirigidos por Corina Fiorillo.
“La fuerza del cariño”, clásico de los 80, regresa en versión teatral
Corina Fiorillo dirigirá a Julieta Ortega y otros intérpretes en la obra basada en el film ganador del Oscar hace cuarenta años.
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La obra está basada en la película “Terms Of Endearment” de 1983 dirigida por James L. Brooks, con Shirley MacLaine, Debra Winger, Jack Nicholson, Danny DeVito, Jeff Daniels y John Lithgow. Tuvo once nominaciones a los Oscar y ganó cinco. Fue adaptada para el teatro local por Federico González del Pino y Fernando Masllorens y cuenta con producción de Ángel Mahler y Leo Cifelli. Se verá desde el 10 de enero en el Multiteatro. Dialogamos con Ortega y Fiorillo.
Periodista: ¿Qué diferencia hay entre la película y la adaptación teatral? ¿Volvieron a ver la película?
Corina Fiorillo: Es la primera vez que se hace en Buenos Aires, las diferencias con la película son de lenguaje, eran imágenes y ahora escenas. La historia es exactamente la misma. Volví a ver la película cuando me llegó el material y cuando terminé de dejar listo el texto para ensayos. Cuando terminamos de ajustar la volví a ver para estar segura de que no faltara nada importante. Es como la diferencia entre Cabaret película y obra, que son muy diferentes. Es una gran historia que dos ámbitos como el cine y el teatro agarraron para contar.
Julieta Ortega: Si bien la obra está basada en la película lo que se puede contar en un primer plano en teatro es un gran plano general así que el trabajo es muy diferente. Quien vio la película se encontrará con la misma historia y lo que no se pudo contar sobre el escenario se hizo a pedido de Solita en tres momentos fílmicos. Eran pasos de tiempo o los niños que aparecen en las proyecciones. Volví a ver muchas veces la película durante los ensayos, fue de mis favoritas desde que la vi a los 13 años, es una historia de amor entre una madre y una hija.
P.: ¿Cómo son esta madre e hija tan diferentes? ¿Qué rasgos destaca de los personajes?
C.F.: Aurora es la madre manipuladora y controladora, con un amor profundo hacia su hija pero que trata de ejercerlo desde un lugar de poder. Tiene un ego muy fuerte, pero lo único que tiene en la vida es esa hija. Descubre este nuevo amor que aparece con Alan, su vecino. Emma es un ser fresco, jovial, amable, sabe amar y lejos de dejarse manipular sabe que la madre no puede hacer algo mejor, no es que se deja manipular sino que entiende, está más allá. En esa época era común casarse para irse de la casa y descubre su sexualidad con mucho placer pero los años le traen un matrimonio frustrado, y luego algo que tiene que ver con la salud. Emma va construyendo su propio ser y su propia sabiduría.
J.O.: Son opuestas en su manera de amar, la madre lo hace de manera disfuncional y la hija es como un cachorrito, no importa cuanto le hayan gritado que vuelve buscando calor.
P.: Que la hija se vaya de la casa casándose, ¿cómo es visto hoy?
C.F.: Por eso lo dejamos en una época. Sucede entre los ´80 y ´90 en EE.UU., y creemos que hay cosas que ocurren en la obra que hoy no tendrían sentido, como una hija que se horrorice porque una madre le propone que se haga un aborto o una hija se case y eso la saque de su casa. La dejamos alojada ahí y se verá la época también en el vestuario. Las historias han cambiado y es hermoso verlas desde el hoy. Pero es fiel a esa época, sin celulares o la llegada a la luna que era muy fuerte.
J.O.: Eso es lo de menos, era otro mundo. Hay cosas muy machistas y antiguas. La hija se escandaliza por las neoyorkinas modernas que hablan de sus abortos en las comidas. Tolera las infidelidades del marido, quien no hace más que reclamarle comida, a lo que ella ríe.
P.: ¿Por qué cree que se vuelve a obras de hace 30 o 40 años como ésta o “Made in Lanús”, “Coqueluche”, “Art”, “Brujas”….?
C.F.: Aquellos textos tuvieron tiempo de probarse y uno nuevo es siempre una incertidumbre. Estos son textos probados, sólidos, guerreros que ya sabemos como responden, hay certeza en cuanto a algunas elecciones de la gente. También hay intención de encontrar materiales empáticos, que el público se pueda acercar a ellos masivamente, que estén bien escritos. Tiene que ver con la celeridad porque encontrar textos nuevos nos demora y apelar a esto es la certeza de lo conocido.
P.: ¿Cómo ve el teatro hoy?
C.F.: En el independiente hay una cantidad de materiales que nos muestran actores descomunales, directores maravillosos, las mujeres estamos dando una gran batalla, este año las Marull con batacazo de público es algo que tenemos que destacar. Maruja Bustamante, Lorena Vega, Vale Lois, Jorgelina Aruzzi, Mariela Asensio, Eva Halac, quisiera nombrar a todas, este año dos de las obras fueron con elencos femeninos, estamos empezando a nombrarnos, teatro y arte hicimos siempre, es hora de visibilizarnos.
J.O.: El teatro goza de buena salud hasta en los tiempos de mayor crisis, vamos a ver qué pasa este año. El año pasado después de “Perdidamente” me bajé porque pensé era un ciclo terminado y siguió mucho tiempo más. La gente va al teatro, gracias a Dios. Y en el off saqué entradas un mes antes porque no había. El año pasado le fue bien a casi todo el mundo. Es un refugio. No creo que haya en todo Latinoamérica una ciudad como esta con tanta concurrencia. Si se compara la entrada al teatro con comprar tres cosas en el supermercado se evidencia que no es caro.
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