En Roma, algunos de los hombres que vestirán púrpura en el próximo cónclave mostraron una relación cada vez más fluida con el universo digital. El próximo 7 de mayo comenzará el proceso para elegir al nuevo Papa que sucederá a Francisco, dentro del recinto más simbólico de la Santa Sede, la Capilla Sixtina. Pero mientras los días previos transcurren, el ecosistema de las redes sociales también se convirtió en un espacio de expresión para varios de los futuros votantes.
Cónclave 3.0: cómo viven los cardenales la elección del nuevo Papa en las redes sociales
Antes del encierro en la Santa Sede, los votantes se manifestaron en sus cuentas de Instagram y X. Algunos se mostraron disfrutando y otros publicaron sus pareceres.
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Los cardenales palpitan en sus redes sociales los días previos al encierro.
Antes de que se escuche el tradicional “Extra omnes” que anunciará el cierre absoluto de puertas, algunos cardenales utilizaron sus cuentas personales para compartir detalles de su vida cotidiana, impresiones espirituales y hasta imágenes de su peregrinaje en Roma, aprovechando los últimos momentos de conexión digital.
Cómo manejan sus redes sociales los cardenales
Uno de ellos fue el japonés Isao Kikuchi, quien subió una selfie en uno de los transportes oficiales del Vaticano. En la imagen, varios colegas suyos conversaban o repasaban documentos. Kikuchi escribió: “Viajando a Santa María La Mayor para rezar ante la tumba del papa Francisco”. El gesto resumió el cruce entre liturgia y tecnología que atraviesa a esta nueva generación de purpurados.
Desde Estados Unidos, el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, también utilizó X (ex Twitter) para compartir una suerte de diario espiritual. Allí publicó rezos, reflexiones sobre el papa Francisco y comentarios cargados de calidez pastoral. Con más de 290.000 seguidores, sus publicaciones llegan a miles sin necesidad de homilías dominicales ni encíclicas formales.
Pero Dolan no ha sido el único protagonista del llamado "cónclave en línea". El cardenal Luis Antonio Tagle, originario de Filipinas, también participa de esta tendencia. Con más de 500.000 seguidores en Facebook, intercala videos donde canta o baila con meditaciones teológicas, una fusión de espiritualidad y cercanía que ha tenido gran eco entre fieles de todo el mundo.
Los rostros más jóvenes del Colegio Cardenalicio también se han sumado. Américo Manuel, Mykola Bycok y Giorgio Marento aparecieron juntos en una imagen tomada dentro de la basílica vaticana. La foto circuló con velocidad en las redes, superando incluso a los canales oficiales de información eclesial.
Entre los protagonistas discretos de esta previa se encuentra también Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba. Cercano a Francisco y formado en la tradición ignaciana, Rossi ya se encuentra en Roma, participando de las reuniones preparatorias. Sin buscar el protagonismo, ha compartido desde su cuenta de Instagram y por el canal del arzobispado cordobés, imágenes de celebraciones litúrgicas y oraciones, manteniendo un tono pausado y reflexivo.
Los límites que pone el Vaticano
El Vaticano, sin embargo,recordó los límites. Esta semana, el portavoz Matteo Bruni reiteró que ningún detalle de las congregaciones puede hacerse público. La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis obliga a los cardenales a mantener absoluto silencio. Esta regla incluye también a los secretarios, médicos y guardias que estarán presentes: todos deben respetar el sigilo impuesto por la tradición y la norma canónica.
A pesar de esas advertencias, las publicaciones digitales continúan. Las redes sociales han captado momentos íntimos, mensajes espontáneos y retratos informales que dibujan una postal inédita de lo que históricamente fue un proceso hermético.
En breve, el mundo del wifi y los hashtags se apagará tras los muros vaticanos. Los celulares serán excluidos del recinto como símbolo de recogimiento y de atención plena al llamado del Espíritu Santo. Pero mientras tanto, el espíritu del siglo XXI se filtra por las grietas del mármol, haciendo visible un cónclave que ya no se vive solo en silencio... sino también entre pantallas.
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